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Exploración espacial

Estas son las consecuencias, de por vida, que experimentan los astronautas después de largos periodos en el espacio

El denominador común de todos ellos es la ingravidez en la Estación Espacial Internacional. Y los efectos se agudizan cuanto más tiempo pasa.

Butch Wilmore probando el sistema de ejercicios en la ISS NASANASA

Si bien la exploración espacial tiene muchas ventajas en lo que respecta a avances científicos (tecnología, salud, envejecimiento, agricultura, farmacología…) también tiene consecuencias. Y una de ellas es el impacto que provoca en la salud de los astronautas.

Los vuelos espaciales reducen la amplitud de movimiento y pueden provocar hernias y deshidratación discales. De hecho, un estudio, publicado en PubMed, señala que el 77 % de los astronautas experimenta dolor durante los vuelos espaciales y el 47 % desarrolla dolor agudo después. A esto hay que sumarle que el 33 % de los astronautas mostró dolor crónico y signos de atrofia muscular lumbar.

Esto se debe a que la ausencia de gravedad en la Estación Espacial Internacional (EEI) reduce la carga compresiva sobre la columna vertebral, provocando que se enderece y alargue. Este “defecto” se corrige una vez que los astronautas regresan a la Tierra, pero no es instantáneo.

Un caso que llevará muchos análisis en el futuro es el de Sunita Williams, de 59 años, y Butch Wilmore, de 62, que regresaron a la Tierra el martes tras una “inesperada” estancia de 286 días en la EEI. Los expertos señalan que a ambos les espera una larga recuperación. La expectativa es que al menos entre tres y seis meses para que la columna vertebral recupere la condición previa al vuelo. Y esto como poco, ya que los estudios señalan que la recuperación puede tardar hasta 1,5 veces la duración de la misión. Esto significa que ambos, Williams y Wilmore, podrían necesitar más de un año para recuperarse por completo.

Al mismo tiempo, la falta de gravedad en la EEI provoca pérdida ósea y atrofia muscular, que también afecta la espalda y la columna vertebral. Como todos los astronautas, se ejercitaban al menos dos horas al día para reducir la pérdida ósea y muscular. Sin embargo, cuanto más tiempo permanece el cuerpo humano en el espacio, más difícil puede ser recuperarse de este daño al regresar a la Tierra.

Pero los efectos de la ingravidez no son los únicos de los que deberían preocuparse los exploradores espaciales. La radiación es el otro. Uno de los estudios más reveladores sobre las consecuencias de la exploración espacial en nuestra salud es el que realizó la NASA analizando a los gemelos (astronautas ambos) Scott y Mark Kelly.

El análisis comparativo proporcionó datos valiosos sobre lo que le ocurrió a Scott, fisiológica y psicológicamente, en comparación con su hermano Mark. En el espacio, los astronautas están expuestos a niveles de radiación variados y elevados, diferentes a los de la Tierra. Por ejemplo, se ha observado un mayor riesgo de cáncer y enfermedades degenerativas, como cardiopatías y cataratas.

También se han llevado a cabo estudios más globales que abarcan el impacto en todo el cuerpo. Uno de ellos es el efecto en el sistema cardiovascular: una menor tolerancia al ejercicio y una menor condición física. Sin embargo, las mayores amenazas para el cuerpo humano son la intolerancia ortostática y la alteración del ritmo cardíaco como resultado del cambio en el campo gravitatorio.

La reducción de la gravedad también puede causar acumulación de líquido en los pulmones, lo que conlleva una disminución de la capacidad pulmonar y dificultades respiratorias. En cuanto a los paseos espaciales, los cambios en la presión atmosférica provocan la formación de burbujas de aire en los pulmones, causando dolor y dificultades respiratorias.

La microgravedad, los rayos cósmicos, la ingravidez y otros elementos del entorno espacial también afectarían considerablemente el correcto funcionamiento del sistema digestivo en las misiones espaciales de larga duración.

En lo que respecta al sistema inmune, se ha demostrado que los astronautas presentan una disminución del número de células inmunitarias, un aumento de la inflamación y una menor capacidad para combatir infecciones. Además, los astronautas pueden experimentar mayores niveles de estrés oxidativo, lo que provoca disfunciones adicionales del sistema inmunitario.

Los efectos nocivos de la radiación galáctica también se asocian con un mayor riesgo de anomalías en los sistemas reproductivos masculino y femenino. Las células reproductivas secretadas en los ovarios y los testículos son extremadamente susceptibles a la radiación y a los procesos de mutación. Se ha detectado, por ejemplo, deterioro de la espermatogénesis, reducción del número total de espermatozoides y su motilidad, y fragmentación del ADN de los espermatozoides.