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Espacio

Nueva teoría sobre 3I/Atlas: el cometa podría estar cubierto de “volcanes de hielo en erupción”

La investigación sobre el cometa interestelar 3I/Atlas abre la puerta a una explicación sorprendente sobre su comportamiento al aproximarse al Sol

Un científico desmiente todo lo que se ha dicho del 3I/ATLAS: asegura que ni son alienígenas ni ha cambiado de colorNueva teoría sobre 3I/Atlas: el cometa podría estar cubierto de “volcanes de hielo en erupción” difoosion

Apenas a unos días de tener su punto más próximo con la Tierra (19 de diciembre), el cometa 3I/Atlas se ha convertido en uno de los protagonistas más enigmáticos del firmamento. Su visita fugaz y probablemente única ha movilizado a astrónomos de varios países, conscientes de que cada observación ofrece una oportunidad excepcional. Los objetos interestelares son rarísimos: solo dos han sido estudiados hasta ahora con cierto detalle, 'Oumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019).

Con 3I/Atlas, los científicos vuelven a enfrentarse a un viajero procedente de un sistema estelar desconocido, cuya composición y origen plantean preguntas que desafían las ideas actuales sobre la formación de cometas.

Un cometa que podría comportarse como los objetos helados del Sistema Solar exterior

Una nueva hipótesis, formulada por un equipo internacional en el que participa el astrofísico Josep M. Trigo-Rodríguez, propone que 3I/Atlas podría estar cubierto de criovolcanes, estructuras capaces de expulsar chorros de hielo, vapor y partículas conforme la superficie se calienta. Aunque la investigación todavía no ha superado la revisión por pares, las observaciones recogidas desde varios observatorios, entre ellos el telescopio Joan Oró del Montseny, apuntan a una actividad inusual mientras el cometa se aproximaba al Sol en su perihelio, el pasado 29 de octubre.

Los criovolcanes no son un fenómeno teórico: se han documentado en mundos helados de nuestro sistema, como Encelado, satélite de Saturno, o Tritón, luna de Neptuno, donde el calentamiento provoca explosiones de material congelado. La idea de que un cuerpo interestelar pueda presentar procesos similares resulta especialmente relevante, porque sugeriría que la química de algunos cometas formados alrededor de otras estrellas no difiere tanto de la de los objetos transneptunianos que orbitan nuestro Sol.

Según el equipo de investigación, la activación de estos chorros podría estar relacionada con una mezcla particular de hielo y materiales metálicos presentes en la superficie del cometa. Si se confirma, 3I/Atlas sería un tipo de objeto “familiar” pese a su origen remoto.

Desde su descubrimiento en julio, los astrónomos han debatido sobre el origen de 3I/Atlas. Aunque no existen certezas, la trayectoria del objeto deja claro que no pertenece al Sistema Solar: viaja demasiado rápido y en una órbita hiperbólica. Esto implica que procede de otro sistema estelar formado miles de millones de años atrás y que su paso cercano será breve. Cuando vuelva a internarse en el espacio interestelar, no regresará.

De ahí la premura por estudiar cualquier signo de actividad. A medida que los cometas se calientan, la radiación solar sublima el hielo de su superficie, liberando gases que pueden analizarse espectroscópicamente. En el caso de 3I/Atlas, la composición detectada no encaja del todo con la de otros cometas conocidos, lo que motivó la nueva hipótesis.

El estudio sugiere que 3I/Atlas podría ser un objeto carbonoso primitivo, enriquecido en granos metálicos finos y sometido a una alteración acuosa significativa en algún momento de su historia. Esta combinación permitiría que los criovolcanes se activasen con relativa facilidad durante el calentamiento, dando lugar a una morfología peculiar de la coma, la envoltura gaseosa del cometa.

Los investigadores plantean incluso la posibilidad de que procesos similares a las reacciones de Fischer-Tropsch, en las que el metal cataliza la formación de compuestos orgánicos, estén produciendo sustancias poco habituales en cometas comunes. Este detalle sería coherente con un origen en regiones frías y metálicas de un sistema planetario lejano, más parecido a la periferia helada del nuestro.

Pese a lo llamativo de la propuesta, los propios autores advierten de que todavía es provisional. Será necesario comparar sus resultados con observaciones de más telescopios y con modelos termodinámicos que expliquen la actividad del cometa. Con todo, la hipótesis abre una línea fascinante: la idea de que los mundos helados de otros sistemas podrían compartir características profundas con los nuestros.

A medida que 3I/Atlas continúa su viaje de salida, el 19 de diciembre, cuando irá desapareciendo para siempre; la comunidad científica trabaja contrarreloj. Cada espectro, imagen o medición podría ayudarnos a entender mejor no solo al cometa, sino también a la diversidad de materiales que formaron las primeras generaciones de planetas en la galaxia.