Consumo
Bares de Valencia ponen límite de tiempo para consumir, ¿es legal?
Locales que avisan que no son oficinas y otros ponen máximo, asociaciones de consumidores rechazan estas prácticas
Tiempo para tomar un café, 20 minutos, para una caña o un refresco 25. Este es el límite que marca en su pizarra un establecimiento del centro de Valencia. En una plaza peatonal, a los pies de un monumento histórico, es decir, un lugar donde todo invita a disfrutar con calma de la consumición.
La plataforma «Basta ya de abusos en Ciutat Vella», denunciaba en las redes sociales esta situación. «Ese restaurante sin mesas en su interior (no caben), que vive de explotar el espacio público, impone tiempo máximo de consumición a sus clientes, a pesar de que la tasa de terraza que pagan al Ayuntamiento es irrisoria. Quo vadis Valencia?»
A este comentario le siguieron una buena retahíla de ejemplos donde se ponía de manifiesto que no se trata de una situación excepcional. «Hay bares donde ya no te hacen un ‘cremaet’ porque se tarda mucho».
En otros locales, se ofrece el wifi abierto como reclamo, pero luego recuerdan que no son una oficina para limitar el tiempo que puede ocuparse una mesa.
Derechos de los clientes
El presidente de la Asociación Valenciana de Consumidores y Usuarios (Avacu), Fernando Móner, explica los derechos que tienen los clientes. Defiende que los establecimientos no deben poner límites y pide, al mismo tiempo, responsabilidad a los consumidores.
Afirma que desde Avacu, son conscientes de la situación actual que está pasando el sector de la hostelería y restauración, derivado fundamentalmente de la factura eléctrica, pero pide que que se tengan en cuenta varios aspectos.
«El primero de ellos es que no son los únicos, las familias tambien estamos pasando momentos muy difíciles que nos han hecho perder poder adquisitivo en los últimos 18 meses. El resto de sectores están en las mismas circunstancias, por eso, todos debemos realizar acciones que no perjudiquen solo a una parte».
Remarca que el principal objetivo no es el dar un refresco, un vino o una tapa, «sino que nos permita sociabilizar, reposar durante unos segundos y no pensar en nada y simplemente mirar el horizonte. Organizar nuestras ideas mientras degustamos un aperitivo o un café. No vamos solo a consumir, vamos a mucho más. Si nos van limitando eso y tenemos que pensar más en el tiempo que nos queda, lo que hacemos es incrementar el estrés».
Móner confía que estos casos sean una excepción y que la mayoría de los establecimientos sigan dando buenos producros y buen servicio sin limitación en el tiempo.
Al mismo tiempo, pide a los consumidores que si hay mucha gente a la espera, lo tenga en cuenta, porque del consumo depende que se mantenga abierto el bar. «Todos tenemos que ceder algo, pero no pueden hacernos es poder un cartel donde se limite el tiempo porque no se responde al objetivo de estos establecimientos».
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