1.850 robots para el Teatro Real
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a última remodelación del histórico edificio del Teatro Real fue en los años 1990 y le devolvió a su lugar en el centro de la ópera mundial. Ahora la tecnología le ha permitido dar otro salto y elevarse hacia una nota aún más alta. ¿Cómo lo ha hecho? Al contrario de lo que ocurre con muchos otros teatros, el de Madrid está construido desde abajo hacia arriba y no a lo ancho. Bajo el escenario, seis pisos, y por encima más de diez. Sus entrañas, los pisos inferiores, están ocupados por lo talleres, almacenes, etc. Todo comenzó en 2019, cuando Amazon, Samsung y el teatro se aliaron para usar la tecnología allí donde fuera necesario y donde nunca antes se había pensado.
Realidad virtual y aumentada
En la temporada baja, principalmente en verano, el Teatro Real recibía muchas visitas turísticas, pero no había público. El uso de programas específicos de Realidad Virtual (RV) y Realidad Aumentada (RA), desarrollados en conjunto por Samsung y la Ópera, permitió crear espectáculos líricos sin la necesidad de grandes escenografías ni de contar con prestigiosos nombres en el escenario. Al mismo tiempo, resultó ser un reclamo para los más pequeños que iban al foso de música y podían «tocar» los instrumentos de la obra gracias a la realidad aumentada.
Hasta ese momento, ambas realidades, RV y RA, se limitaban al sentido de la vista. Sin embargo, las necesidades del Teatro Real hicieron que se crearan nuevas realidades para, por ejemplo, la voz. Los visitantes podían ver y oír cómo sería su voz con determinados ajustes. Ellos mismos podían hacerlos, usando una pantalla táctil que subía y bajaba diferentes parámetros y así explorar hasta dónde podían llegar.
Robots y drones
Uno de los mayores beneficiados del uso de la tecnología fue la parte de escenografía y almacén. El mismo sistema de robots que se empleaba en los grandes almacenes de Amazon pasó a automatizar todas las infraestructuras subterráneas del teatro. Llegó un momento en el que los 1.850 robots (nunca uno más o uno menos, en honor al año de inauguración del teatro) eran capaces de llevar desde el almacén hasta el escenario y colocar en su sitio toda una escenografía en apenas 17 minutos. Se trata de una coreografía tan precisa y bien ensayada, como un tetris tridimensional, que comenzaron a venderse entradas para la previa: los asistentes veían en pantallas ubicadas en los respaldos de los asientos cómo el teatro se despertaba y comenzaba a tomar forma. Tuvo tanto éxito que hasta se creó una aplicación en forma de juego para que el público pudiera seguir con ello desde casa.
Todos estos avances dieron pie a que se comenzaran a usar drones super silenciosos y del tamaño de insectos para filmar la obra desde puntos de vista nunca antes vistos. La definición HD de las cámaras y el uso de tecnología 5G permite transmitir, en directo, la obra a cualquier parte del mundo. Los programadores del Teatro Real usaron la increíble capacidad de los drones para crear el primer «ciberballet» de la historia.
Inclusión
Este sin duda fue uno de los grandes hitos del Teatro Real: el uso de la tecnología como herramienta para lograr la inclusión. Se trabajó codo a codo con la ONCE y otros organismos para desarrollar tecnologías que permitieran que todos disfrutaran de la ópera. Se instaló, en un área específica de las butacas, una plataforma capaz de transmitir las vibraciones de la música directamente a esos asientos para personas con problemas auditivos. También, gracias a la colaboración con la firma Orcam, se crearon unas gafas/cascos que, mediante ondas, estimulan los nervios periféricos de la vista y reproducen las imágenes grabadas por la cámara de las lentes. Además, han comenzado a utilizar guantes con capacidades hápticas para transmitir el tacto, ya sea del vestuario de los cantantes y actores como de todo el entorno.