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Diego Torres: “Hay que hablar para adentro y así aprender de los errores”

Vuelve a España para presentar sus últimas canciones en una gira de cuatro conciertos que le llevará por Málaga, Barcelona, La Coruña y Madrid
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La Razón

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«Tuyo, un poquito tuyo», canta Diego Torres, convencido de que un poquito puede ser suficiente para alcanzar la felicidad. Y «Un poquito» es una de sus últimas canciones, que presentará en una gira de cuatro conciertos por España que arrancó ayer en Málaga y finaliza el 18 en Madrid. El polifacético artista argentino interpretará en nuestro país sus mayores éxitos y algunos otros temas de su próximo disco, cuyo lanzamiento se espera para la primera mitad de 2020, y en el que fusionará distintos ritmos como si fuesen ingredientes de una receta renovada con sabor a él.
–Vuelve a España para presentar las primeras canciones de su nuevo trabajo e interpretar sus mayores éxitos. Pero, ¿cuál ha sido su triunfo más preciado?
–Tener salud y poder dedicarme a lo que amo: la música y la interpretación. Aunque, en realidad, mi familia es mi éxito más lindo.
–Alguna vez también habrá fracasado.
–Claro, pero de los fracasos nunca hablamos.
–¿Y deberíamos?
–Hay que hablar mucho para adentro y, así, aprender de los errores y de las equivocaciones.
–¿Qué le inspira España?
–Me voy a encontrar con un público muy querido y con muchos amigos. España es una tierra muy cercana para nosotros. Existen lazos de sangre. La verdad es que me siento en casa. Lo que más me gusta es su diversidad, sus comidas, su literatura, su cine… Es de los países que más disfruto.
–¿Hay más similitudes o diferencias entre los argentinos y los españoles?
–Tenemos bastantes cosas en común, como la cultura o las costumbres. Pero luego a cada país lo caracterizan sus rasgos.
–¿Y qué cree que nos pasa?
–Los argentinos estamos acostumbrados a los vaivenes de la vida política. Con todo el respeto, la situación de Cataluña uno la viene viendo y escuchando desde hace años. Es un problema interno que los españoles deben resolver de la mejor manera.
–¿En los auditorios pequeños se hace usted más grande?
–No sé si me hago más grande, pero trato de no hacerme más gordo (risas). Disfruto mucho de los auditorios, de la acústica, de tener a la gente cerca, de los climas que se generan…
–Al hilo de una de sus últimas canciones, ¿nos falta un poquito de qué?
–De lo que quieras, pero si es de lo bueno y de lo que vale, resulta suficiente. No necesitamos demasiado en la vida, con poquito podemos ser felices, pese a que el capitalismo pretenda hacernos pensar lo contrario.
–¿Hasta dónde es optimista?
–Hasta donde las situaciones me dejan serlo. A veces uno convive con una realidad difícil de cambiar, pero el optimismo nunca debe perderse. Incluso ante momentos que sentimos que se desvanecen como arena entre nuestros dedos.
–¿No está de moda enamorarse?
–Parece que hay miedo a vivir una relación, sea larga o un romance de verano. Pero siempre tiene que haber una dosis de amor.
–¿Y a qué se debe ese miedo?
–Quizá al vértigo del día a día. Vivimos rodeados de mucha información, estamos como invadidos por todos los lados. Antes la vida era más tranquila.
–¿Cómo debe ser «Esa Mujer» a la que canta?
–Íntegra, buena persona, con sentido del humor y mucha energía, echada para adelante.
–¿La música fusionada suena mejor?
–A mí me gusta la fusión. Es como cocinar una receta nueva.
–¿Elige sus canciones o sus canciones le eligen?
–Es una ida y vuelta en la que te das cuenta de la decisión correcta, de si es una canción para mí, de si debe formar parte de un determinado disco…
–¿Cómo de sólidas son las torres de Diego?
–Uno trata de cimentarse mediante la educación, los afectos, respetando y tratando de ser respetado. Es importante entender al otro, aunque piense diferente.
–La vida le ha dado más de lo que le ha quitado. En cualquier caso, ¿qué es lo más importante que le ha dado?
–Mi hija, que es mi mayor bendición. No obstante, también me ha quitado a mis padres y a un gran amigo, que se fue muy joven. La vida es un yin-yang.
–Como dice el tango, el mundo fue y será una porquería.
–Sí, pero en esa porquería se pueden encontrar cosas maravillosas.

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