«Patria», las atroces viñetas del terrorismo
El dibujante Toni Fejzula se ha encargado de la adaptación de la novela en cómic
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La historia de «Patria», de Fernando Aramburu, ha trascendido el formato del libro. Ya no es únicamente un título en las librerías, sino una historia, algo que va más allá del negro sobre blanco de la página impresa y, como tal, se proyecta, multiplica y adapta a todos los medios, que es lo que sucede con las narraciones que se elevan sobre sí mismas para convertirse en intemporales, o sea, en clásicos, que es cuando ya viajan solas, despegadas del formato en el que nacieron. Surgió de una realidad/imaginación, creció como novela, pero ahora se bifurca y difunde a través de diferentes canales. Es el destino de los grandes textos de nuestra época y de todos los anteriores que recibimos con el membrete de «eternas». La plataforma de televisión HBO la ha convertido ya en serie, que se estrenó ayer con la bendición de la crítica y, ahora, gracias a Toni Fejzula, las palabras se han convertido en imágenes de cómic que publica Planeta.
Probablemente nadie mejor que este dibujante para adaptar las sombras que procura el terrorismo y la irracionalidad de la violencia en el seno de un país. Nació en 1980 en la ciudad de Belgrado, once años antes de que el rompecabezas de Yugoslavia se quebrara en mil pedazos y las tensiones etnoreligiosas derivaran en una cruel guerra civil y el vecino, aquel con el que se ha convivido y con el que se departía en el rellano de las escaleras, se convirtiera en un enemigo en aras de bárbaras ideologías y de prejuicios cegadores. El creador partía de la dificultad de condensar más de seiscientas páginas en las apenas trescientas que reúne este volumen ilustrado, y lo logró no por el camino de la supresión, sino por la senda de la interiorización. Asumió esa historia y resumió con un amplio ritmo cromático las emociones axiales que priman en los personajes involucrados en esta trama. Aquellos años de plomo, sangre y tristeza, que enfrentaron a familias y ahogaron a las víctimas en un hondo silencio, ahora también se ven en unas viñetas donde el ambiente es más humano que urbano y donde la dentellada animal del terrorista se vuelve tan carnívora y feroz como en el libro.