Alejandro Palomas: «Soy mucho más activista desde la víscera que desde el intelecto»
El ganador del Premio Nadal presenta su nueva novela «Un país con tu nombre»
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Con «Un país con tu nombre» (Destino), Alejandro Palomas se aleja del universo de su universo literario habitual, el de Amalia, para adentrarnos en una historia de sueños y animales. El autor habló con este diario sobre una novela esperada por sus lectores.
–¿Pesa mucho el Premio Nadal a la hora de ponerse a escribir una nueva novela como «Un país con tu nombre»?
–No, la verdad que no. Hay que pensar que han pasado tres años desde el premio con una pandemia por medio lo que hace parecer que todo esto haga diez años. Ha sido un proceso temporal muy raro que hace parecer que todo se haya alargado mucho. Así que no me pesa el Nadal y no tengo unas perspectivas mayores. La presión nunca falta cuando te pones a escribir, como ha pasado en los otros libros.
–Lo que sí han sido diferentes son las circunstancias en las que se ha escrito el libro.
–Sí. Ha habido un poco todo y no todo ha sido bueno. Ha habido la muerte de mis padres que no solo murieron durante la pandemia sino que ocurrió con ocho días de diferencia. Yo había empezado en escribir esta misma novela, pero cuando recibí la noticia de que a mi madre le habían detectado la enfermedad cambió mucho el tono de la novela. El cambio fue a mejor porque empecé a utilizar la escritura como algo balsámico. El tono del libro fue el alivio. Convivieron el proceso de escritura con el de la muerte de mi madre, por lo que el proceso ha sido muy intenso.
–¿Ha sido terapéutico escribir este libro?
–La literatura tiene algo de terapéutico, pero no para mí. Yo vengo terapiado de casa cuando me pongo a escribir. Es bueno contar con un terapeuta mientras escribes porque no puedes usar tu literatura para hacer terapia y a la vez hacer cobrar a la gente. Y lo digo especialmente por esta novela de ahora.
–¿Somos la suma de nuestras ausencias como dice al inicio de la novela?
–Creo que somos la suma de nuestras ausencias porque todas aquellas importantes en nuestra vida que se han ido quedan. Somos la arcilla o el barro sobre la que todas estas personas van dejando su huella. Es muy bonito que esto realmente sea así. A medida que avanzamos en la vida te van moldeando hasta ser la persona que eres.
–«La vida no se relaja nunca. Se la juega y nos la juega hasta el final», se dice en «Un país con tu nombre». ¿Es así?
–La vida juega y no la controlamos, aunque creemos que podemos. Afortunadamente es así porque esto hace que la vida sea divertida.
–¿Le ha costado alejarse del universo de Amalia que protagoniza algunos de sus libros?
–Sí, me ha costado mucho porque no quería. Durante todo el proceso de este universo Amalia, que han sido cinco, pensaba que mientras lo escribiera mantendría viva a mi madre. Dejé a Amalia y mi madre murió. Temía algo así, por lo que temía dar ese paso. De todas formas, «Un país con tu nombre es la circunstancia de todo lo aprendido en el universo Amalia en el que creo que aún falta una novela.
–La naturaleza y los animales tienen una gran importancia en este libro como pasa en buena parte de su obra.
–Lo hago de una manera automática. No es que me haya sentado a reflexionar. Vivo en lo rural, en un pueblo, un sitio muy apartado y sin buzón de correos. Durante el primer confinamiento, me di cuenta de todo esto al ver la recuperación del entorno por parte de los animales. Soy activista desde la víscera, más que del intelecto porque me puede mucho el estómago. Para razonar tengo que ficcionar.
–A raíz de la novela quiere liberar a Susi, una elefante del zoo de Barcelona.
–Sí. La última vez que fui al zoo a ver a Susi después fui a visitar a mi madre que ya estaba muy mal. «Tienes que sacarla de allí», me dijo mi madre. Esa es mi misión ahora.