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Albanta San Román: “hay una luz muy fuerte en nuestra generación”

La autora de “Una primavera permanente” hace un cántico pronunciado por el feminismo y por el amor, sentimiento que, según ella, “mueve el mundo”
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La autora de “Una primavera permanente” hace un cántico pronunciado por el feminismo y por el amor, sentimiento que, según ella, “mueve el mundo”
Hay una frase por ahí, no se puede atribuir bien el mérito sobre quién la acuñó primero, pero bueno, el caso es que está ahí, y dice: “El amor es el motor que mueve el mundo”. No es de Mr. Wonderful, pero podría. Reflexionando vagamente la afirmación se descubre que es más una aspiración utópica que una realidad: el mundo está lleno de desgracias y miserias que lo convierten, en ocasiones, en un lugar terrible donde vivir. Por mucho que se diga que “fuera no hay vida inteligente”, donde parece que no la hay es aquí. Pero el amor, la empatía y la inteligencia emocional parecen antojarse como esa medicina necesaria para hacer del mundo un lugar mejor, siempre y cuando todos los seres humanos, individualmente, estén dispuestos a medicarse.
Desde ese cariz habla Albanta San Román (quien también ha utilizado esa frase, de ahí que esté citada), youtuber y joven autora de “Una primavera permanente”, un libro sobre el amor y, sobre todo, sobre el feminismo; es una obra muy reivindicativa, y ella misma lo demuestra en el primer poema y en la primera frase de la descripción del título (“este libro es un viaje por el viaje de toda mujer”). “Pienso que, de alguna manera o de otra, todas las mujeres pueden verse reflejadas en el libro”, dice Albanta, quien, además, cita a su abuela como ejemplo de ello: “Mi abuela es una persona muy alejada de mí en cuanto al pensamiento, pero cuando leyó el libro me llamó emocionada: no se creía que las cosas que contaba siguieran ocurriendo actualmente”. Y es que, a pesar de saber que “no todas las mujeres se sienten identificadas con el feminismo o con el 8M”, su objetivo es “hablar de feminismo desde lo positivo: es una manera de quererse a una misma y de luchar por lo que nos pertenece”.
En cuanto al motivo de por qué meterse en este jardín, con tantas voces discordantes últimamente brotando contra el movimiento pero con cada vez más fuerza, tal y como dibuja la estadística, alega que “quería escribir un libro que tuviera algo que contar y que fuese importante leerlo”. Y es curioso, ya que ella misma es consciente del seguimiento que tiene entre chicas, niñas de las que actúa como referente, y es ahí donde decide atacar a base de concienciación: “Está muy presente en mi día a día y sé que me sigue mucha gente por mis redes: quería contar algo relevante y no sólo lo bonita que es la vida o lo bonito que es el amor”.
Si hay un grupúsculo social sobre el cual el feminismo esté germinando y brotando especialmente es, sin duda, entre los jóvenes: siempre se ha dicho que estos son el futuro, y algo de realidad hay si, en ese tiempo, en el futuro, ellos serán los adultos que pueblen el mundo y eduquen a los más jóvenes. El ciclo que se repite infinitamente, vaya. Sobre los más bisoños (entre los que se incluye ella; tiene, tan solo, 22 años), Albanta lo tiene claro: “Yo pienso que hay una luz muy fuerte en nuestra generación: las cosas están saliendo, se están debatiendo y se están hablando. Todo el mundo lo conoce y tenemos la información a mano. Luego cada uno labra su propia opinión, pero que la documentación esté siempre ahí es positivo”.
Lo más curioso de la conversación con la autora se produce cuando cuenta quién es su referente feminista: su madre. “Podría decirte referentes que han definido el movimiento a lo largo de los años, pero para mí es más lo que veo en el día a día. Mi madre tuvo que dejar de estudiar con 14 años para ponerse a trabajar de cara a dar de comer a su familia, y ahora lo sigue haciendo para que salgamos adelante. Para mí ese es el feminismo más importante”. Como el amor, al final el cambio está en uno mismo, y es cuestión personal “ser el cambio que se quiere ver en el mundo”, tal y como afirmó Ghandi.
Y es que, al final, es ese sentimiento, el del amor, el que hace que todo ocurra y se comprenda desde un cariz positivo. Albanta hace un cántico constante a dicho sentimiento, en general, y a su importancia: “Todos los tipos de amor mueven el planeta: el de familia, el de amigos, el de pareja e incluso el amor propio, que para mí es muy importante porque todo parte de uno mismo, de la actitud con la que ves las cosas y cuando estás bien contigo las cosas de alrededor empiezan a ir bien”. No hace falta ver el mundo de color de rosa o sentir mariposas en el estómago para prodigar amor, pero, sin duda, el mundo giraría mucho más livianamente si se compartiera un poquito más. Aunque sea a uno mismo, por raro que suene.

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