Área 51, ¿qué hay realmente en el santuario del mito extraterrestre?
La base aérea de Nellis ha sido desde los años cincuenta territorio fértil para todo tipo de elucubraciones de los amantes de la teoría de la conspiración. Más de un millón de ellos se han dado cita en septiembre para «asaltar» la instalación
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La base aérea de Nellis ha sido desde los años cincuenta territorio fértil para todo tipo de elucubraciones de los amantes de la teoría de la conspiración. Más de un millón de ellos se han dado cita en septiembre para «asaltar» la instalación.
¿Qué pasaría si pudiéramos encaramarnos a los muros de protección que custodian la célebre Área 51 de Estados Unidos, el destacamento de la Fuerza Aérea de Nellis en el sur del Estado de Nevada? ¿Y si pudiéramos saltarnos los controles militares, agazaparnos mientras sobrevuelan nuestras cabezas los reflectores de seguridad, sortear los sistemas de biometría que liberan el acceso a las zonas de exclusión? ¿Qué se encontrarían nuestros atónitos ojos? ¿Las pruebas de que allí dentro se realizan espantosos experimentos con alienígenas, quizá, tal y como aseguran miles, cientos de miles de amantes de la literatura OVNI desde mediados del siglo pasado?
Para dar respuesta a estas preguntas no sería necesario jugarse la vida, saltar alambradas de espino o arriesgarse a ser detenido de por vida en instalaciones militares en medio del desierto. Entre otras cosas porque desde hace más de 20 años podemos tener acceso a imágenes de satélite que muestran qué se cuece dentro de la mítica Área 51. No hay marcianos, no hay naves alienígenas, no hay restos de biologías extraterrestres. El 18 de abril de 2000 una compañía privada aireó algunas imágenes tomadas por satélites de investigación geográfica rusos desde hacía décadas. La empresa Aerial Images, que aseguró haber comprado las fotos a Sovinformsputnik (una entidad dependiente de la Agencia Rusa para la Aviación) colgó por primera vez en la historia en internet contenido gráfico de lo que podría ser la instalación militar más secreta de Estados Unidos. El ejército americano no mostró mucha preocupación por ello, la verdad. No parecía comprometer ningún secreto de Estado. Entre otras cosas porque ahí no se veían más que algunos hangares, una piscina, carreteras, un campo de béisbol. Un terreno demasiado cotidiano como para haber albergado naves extraterrestres y quién sabe si los extraterrestres que iban dentro de las naves también.
«No podrán detenernos a todos»
El servidor de Aerial Images recibió 8 millones de peticiones de descarga y se bloqueó durante días. Sin duda esa fue la primera acción viral de asalto a Área 51 en la era digital. Casi dos décadas después, el torpe servidor Web se ha sustituido por Facebook y las imágenes descargadas por memes animados que circulan por la red como la pólvora ardiente. Pero el efecto sigue siendo el mismo: la supuesta instalación de investigación ufológica del Ejército de Estados Unidos se ha convertido en el tema de moda para instagramers, bloguers, tiktokers y otros «ers»...
Según informaba LA RAZÓN esta semana, más de un millón de personas se ha congregado a través de internet para «asaltar pacíficamente el Área 51». Lo que a priori parecía una idea destinada al fracaso se ha convertido ya en todo un fenómeno de masas después de que alguien creara el grupo de Facebook «Asalto a Área 51, no podrán pararnos a todos»), que citaba a todo aquel que lo desease a «apuntarse» a una quedada el próximo 20 de septiembre. El objetivo: descubrir, «de una vez por todas», la verdad sobre los alienígenas y, para ello, nada mejor que citar a cientos de miles de personas en el mismo lugar y tratar de tomar la base.
Los autores de la idea han corrido a asegurar que se trata de una broma. Pero es una de esas bromas que solo son posibles hoy, en la era de las redes sociales, que ha puesto a pensar a millones de personas ya en todo el mundo, que ha alertado a las autoridades militares del país y que ha vuelto a poner de moda el caduco mito del Área 51. Si uno fuera mal pensado, creería que se trata de una hábil jugada promocional de la próxima película sobre Ovnis que estará al caer...
¿Cómo es posible que tras décadas de teorías conspiranoicas desmentidas, tras años de pruebas y desclasificación de documentos, el mito UFO por excelencia siga tan vivo y coleando? Todo comenzó en 1955, cuando Kelly Johnson, director de Skunk Works (nombre en clave de un programa de diseño de aeronaves de alta tecnología) buscaba un lugar para probar secretamente un nuevo aparato destinado a revolucionar la presencia militar de Estados Unidos en el aire: la aeronave U-2. El suelo elegido fue el aeródromo de Groom Lake, utilizado desde 1942 bajo el nombre de Indian Springs Air Force Auxiliary Field. El territorio, conocido por su designación de mapa (Área 51), se agregó como sitio de pruebas. Para julio de 1955, la base estaba lista y el personal de la CIA, las Fuerzas Aéreas y la Lockheed Corporation se pusieron manos a la obra bajo el más estricto de los secretos.
La instalación no es una base aérea convencional. Desde sus comienzos parece estar utilizándose para Programas Militares Secretos que no son reconocidos públicamente por el Gobierno, el personal militar y los contratistas de Defensa. Su objetivo puede estar enfocado a apoyar el desarrollo, la experimentación y las fases de entrenamiento para nuevos sistemas de armamento o proyectos de investigación. Una vez que estos proyectos hayan sido aprobados por la Fuerza Aérea de Estados Unidos u otras agencias como la CIA, y ya estén preparados para anunciarse al público, las operaciones de vuelo se trasladan a una base aérea corriente
Problemas mayores
De hecho, su propia existencia no fue reconocida por el Gobierno estadounidense hasta septiembre de 1995. Durante ese tiempo se pusieron en marcha programas de alto contenido militar y tecnológico que justificaban el oscurantismo: después del U.2 trató de ponerse en vuelo el programa OXCART de aeronaves de reconocimiento con alta capacidad de carga y velocidades superiores a Mach 3. En 1962 comenzaron los tests de una nave teledirigida a gran altura, la D-21 Tagboard, y desde 1995 se supone que se han realizado pruebas para nuevos vehículos no pilotados capaces de transportar personal militar. De hecho, el área de exclusión militar se ha expandido varias veces. ¿Será que no les caben ya los alienígenas dentro?
De momento no hay esperanza de que Estados Unidos permita entrar a las instalaciones a los visitantes espontáneos, por mucho que sean millones convocados por Facebook. El espacio que hay marcado en los mapas como Área 51 sigue siendo uno de los más secretos y protegidos del país. La «quedada del 20 de septiembre» no parece suponer un dolor de cabeza a las autoridades. Área 51 tiene más problemas en otros frentes: alegaciones de delito medioambiental y reclamaciones de propiedad de las tierras vecinales, entre ellos.
El Gobierno responde y los Simpsons predicen el asalto
Tanto ha crecido la operación «Asalto al Área 51» que hasta el Gobierno parece estar tomándoselo en serio. «Se trata de un campo de entranamiento de la Fuerza Aérea de Estados Unidos y desalentamos enfáticamente a cualquiera de intentar entrar en un área donde entrenamos a las Fuerzas Armadas americanas», afirmó Laura McAndrews, portavoz de la Fuerza Aérea. Ya en un antiguo capítulo de los Simpsons (en la imagen) Lisa encontraba el Área 51 por casualidad y un soldado que la custodiaba le negaba absurda pero amablemente que se tratara realmente de la famosa base militar secreta.