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Detrás del telón de Frederic Amat

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El arte, en todas sus vertientes y en su máxima expresión, llega al Museo Thyssen de Madrid este 27 de octubre a través de la exposición “Frederic Amat, la escena pintada”, una retrospectiva que ya se ha presentado en el Teatre Lliure de Barcelona y que recorre algunos de los trabajos de este pintor que llegó al mundo de la escenografía muy joven y que ha marcado el mundo del teatro en nuestro país.
Más de un centenar de piezas nos dan la bienvenida a una pequeña sala donde cabe una vida dedicada a generar emociones a través del arte. Amat (Barcelona, 1952) considera que “el teatro es memoria. Sin teatro no hay identidad”. Esa identidad queda reflejada en las 9 obras a las que Amat confirió un alma personal y única.
La última de todas ellas, “Iphigenia en Tracia”, que se estrena el próximo 15 de noviembre en el Teatro de la Zarzuela, es la excusa perfecta para que las dos instituciones hayan colaborado en traer la muestra a la capital. “Un privilegio” para Guillermo Solana, director de la pinacoteca, que se refiere a Amat como “el artista catalán más importante después de Antoni Tápies”.
En el espacio de la exposición podemos ver anotaciones, cuadros, bocetos o “storyboards”, retazos de representaciones tan recordadas como “El público”, la obra de Lorca que Amat llevó al Piccolo Teatro Studio de Milán en 1986. “Era todo un reto llevar un Lorca”, explica el creador a la prensa “pero hicimos un trabajo muy profundo”.
“El teatro me ha salvado la vida”
Para el barcelonés, la primera reacción al ver la exposición fue “salir corriendo”. “Pero no porque sea mala la exposición, ni por el recinto, sino porque me sentí abrazado por cada una de las personas que se encuentran detrás de las obras”.
Amat reconoce que el trabajo del pintor “es solitario, por eso el teatro me ha salvado la vida. Hay un momento en el que te hartas de esa soledad”. Eso sí, también destaca con una sonrisa que, después de la catársis de una obra de teatro, vuelve a añorar esa sensación de soledad.
Así es Frederic Amat, considerado, según él, “por los pintores un tránsfuga, y por la gente del teatro un pintor”. Su obra, sin duda alguna, es digna de un gran museo.
Hasta el 27 de noviembre,
Museo Thyssen-Bornemisza. Balcón-mirador de la primera planta.
Acceso gratuito.