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Un mural de Rothko que fue dañado vuelve a la Tate Modern

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Un mural de Mark Rothko que fue dañado en octubre de 2012 por un joven polaco que pintarrajeó sobre la obra en la Tate Modern vuelve hoy a ser expuesto en la galería londinense tras haber sido restaurado durante 18 meses.
Un mural de Mark Rothko que fue dañado en octubre de 2012 por un joven polaco que pintarrajeó sobre la obra en la Tate Modern vuelve hoy a ser expuesto en la galería londinense tras haber sido restaurado durante 18 meses.
La obra del artista rusoestadounidense, titulada "Negro sobre marrón"(1958), que Rothko donó el grupo Tate en 1969, está valorada en 50 millones de libras (unos 61,2 millones de euros o 84,3 millones de dólares).
El polaco Wlodzimierz Umaniec, conocido también como Vladimir Umanets y que en el momento de la agresión tenía 26 años, fue condenado a dos años de cárcel por un tribunal británico por estropear la pintura.
La fechoría contra el cuadro -sobre el que Umaniec pintó la frase "Vladimir Umanets, una posible pieza de Yellowism"- obligó a cerrar la Tate Modern, la galería de arte contemporáneo más visitada del mundo, que recibe 4,7 millones de personas al año.
El mural pertenece a la serie "Seagram"realizada por encargo por Rothko en los años 60 para el hotel Four Seasons de Manhattan (Nueva York) aunque nunca llegó a ser instalado allí.
Para destrozarlo, el vándalo tuvo que saltarse una barrera de seguridad de la galería para pintarrajear la obra con tinta de grafiti antes de huir.
La Tate señaló que los desperfectos causados permanecerán para siempre bajo la superficie del mural, si bien ahora este se encuentra en "condiciones de ser expuesto".
El director de la prestigiosa galería londinense, Nicholas Serota, afirmó hoy mediante un comunicado que el cuadro de Rothko es uno de los "mejor conocidos"y de los que "más gustan"de su colección.
"Estoy encantado de que todo el mundo pueda de nuevo venir a la Tate Modern y ver el magnífico 'Negro sobre marrón' de Rothko", apuntó Serota.
Además, el director elogió el trabajo de restauración realizado durante un año y medio por el equipo de conservación de la Tate, "uno de los mejores del mundo", cuya "experiencia, rigor, paciencia y respeto por el cuadro han permitido devolverlo al público".