Bad Religion, NOFX y otras verdades del "hardcore"
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El festival Punk In Drublic levanta en Madrid una cultura y una ética musical
Quizá convenga recordar que vamos a hablar de la era pre-internet. O quizá no, porque ni un solo "millennial"había anoche en el Wizink Center, ni uno solo, para asistir al mini festival Punk In Drublic. Hay que destacarlo, porque los grupos que anoche se dieron cita en Madrid y sus fans digamos que emergen de una subcultura congelada en el tiempo, de un "underground"profundo como el armario de un cuarentón con un poco de adolescente. Anoche miles de ellos salieron de ese armario que guarda cintas de cassette y unos principios musicales que ya deberían aprender unos cuantos hoy en día.
La pista del pabellón estaba abarrotada (unos 5.000 espectadores) para un evento que juntaba a algunos de los grupos sacrosantos del "hardcore", esa segunda vida del punk, esas mutaciones versión californiana que fueron ética y moral de una generación además que conserva una forma ritual de culto: el pogo, esa forma de bailar chocando, de colisionar sin enfadarse con el desconocido que amenaza tu columna vertebral.
Pocas veces se ve más armonía en un concierto tan físico como en uno de "hardcore", que vendría a ser el equivalente del noble rugby (o del antiguo baloncesto que se disputaba en la zona) hecho música, frente al mainstream futbolero de otras versiones bienpensantes de la música pero que tienen peor actitud, menos principios que los que parecen amtisistema a simple vista.
Retomemos el asunto de Internet. Hoy, acceder a un artista del otro lado del mundo es tan fácil como ser curioso. Antaño, las cintas de cassette pasadas como droga y los artículos de fanzine construyeron personalidades de una forma tan arcaica como suena hoy un teléfono fijo. Y entre las medallas en forma de camiseta de anoche en Madrid no estaban solo los grupos del cartel, bastante representativo de la escena por lo demás (con Lagwagon, Bad Religion y NOFX a la cabeza) sino verdaderas reliquias del underground como Minor Threat, Black Flag y hasta los Dead Kennedys, en suma, una subcultura durmiente de hoy respetables talluditos que abarcaba de fans de Pennywise a los Misfits.
A Bad Religion, líderes del hardcore melódico, solo puede reprochárseles que tocasen demasiado pronto "Generator"aunque vayan armados de temas como "Sorrow"y "American Jesus"que levantaron los coros antes de los esperados NOFX. Con Fat Mike a la cabeza, promotor y alma de un evento más allá de la nostalgia, un carnaval punk rock vivito y coleando. "¿Qué tal, cabrones? Sin ofender", dijo el vocalista. Las cervezas volaron más de lo deseable durante "Les Champs Elysees" (y así estaba el suelo de pegajoso) aunque aclararon que a "alguna gente en España no les gustan los franceses. No debes tocar esa canción en Bilbao", dijo antes de "Linoleum". Y así todo: más rápido y más fuerte, como "Leave it Alone".
Después hubo momentos de tranquis, homenajes rastafaris y verborrea en interludio de actuación coral. Arrasaron con las energías que quedaban pero "Eat The Meek"y dieron oxígeno, de nuevo, con la bocanada reggae final de la interpretación final de "Kill All The White Man". Fue una noche para recordar que la música fue hace no mucho peligrosa, que levantaba conciencias.