« R.I.P.D. Departamento de policía mortal»: Pues que descansen en paz
Director:Robert Schwentke. Guión: Phil Hay, Matt Manfredi Intérpretes: Jeff Bridges, Ryan Reynolds, Kevin Bacon. Duración: 96 minutos. EE UU. 2013. Thriller/Ciencia ficción.
Pues me parece una pena que Robert Schwentke («Plan de vuelo: desaparecida», «Más allá del tiempo», «Red», los hay bastante peores en Hollywood...) haya conseguido reunir a dos actores tan carismático uno y de moda otro como Jeff Bridges y Ryan Reynolds (aunque el chico todavía resulta bastante soso y su cara de palo comienza a parecernos un tanto cargante) para esta especie de revisitación adobada en serie B de la muy superior «Hombres de negro» (amén del guiño a «Ghost», aunque en versión cañí), porque el resultado es un poco lastimero. Vaya por delante que el guión supone un jolgorio sin pies ni cabeza y con muy poca gracia, para terminar de fastidiarlo todo: los actores, que bastante hacen con pasear dignamente por aquí y manejar unas extrañísimas pistolas gigantescas de balas blancas anti espectros, encarnan en esta especie de «buddy movie» sobrenatural o algo así a sendos policías «no-muertos» (o sea, que pasaron al otro mundo pero siguen «vivos» aunque en otros cuerpos distintos). Su trabajo: proteger a nuestro planeta de una serie de criaturas que no quieren pasar al otro lado. Unos personajes cuya auténtica y monstruosa na- turaleza(y cómo canta el ordenador en estas escenas) sale a la luzcuando ven comida india o huelen algunos de sus condimentos, como las especias. De verdad, no les estoy mintiendo en nada. Ya puestos, lástima que el director no exagerase la propuesta hacia el abierto frikismo, porque al final al producto resultante (en un exagerado 3D, claro) le falta humor del bueno, desparpajo, y le sobran disparates y gags insulsos. Al menos, Jeff Bridges sigue siendo el mismo buen tipo de siempre y exhibe su socarronería habitual mientras demuestra saber la manera correcta en que un cowboy se calaría un sombrero texano. Viva el Oeste, vaquero, aunque esté atestado de bichos absurdos y molestos.