Estreno

A coro con Dustin Hoffman

A coro con Dustin Hoffman
A coro con Dustin Hoffmanlarazon

El actor se pone en la piel de un exigente maestro de un grupo vocal en la nueva película del director francés François Girard.

La música, ya de por sí trascendental en el cine como elemento extra diegético en forma de banda sonora, sigue siendo un reclamo para los cineastas, que la usan como vehículo para contar historias emocionales y sensibleras en películas que, además, ofrecen a los actores papeles atractivos, encarnando a estrellas del rock, músicos frustrados, productores excéntricos y directores de orquesta bohemios. O, como en el caso de Dustin Hoffman en el nuevo filme de François Girard, «El coro», a un maestro de una agrupación coral. La particularidad del personaje de Hoffman es su brutal exigencia, sobre todo con un niño de once años que posee una voz prodigiosa pero escasa disciplina. En definitiva, una figura parecida a la que interpreta J. K. Simmons en «Whiplash» (2014) pero dentro de «Los chicos del coro» (2004).

Un elenco oscarizado

Pero Hoffman no es la única estrella de la película. En el elenco destaca también la oscarizada Kathy Bates. Girard, quien ya ha trabajado con Samuel L. Jackson en «El violín rojo» (1998) y con Keira Knightley en «Seda» (2007), asegura que estos actores tan reconocidos «se olvidan de sus premios cuando están en escena y en el set, al final lo que importa es su actitud». Eso fue lo que tuvo Dustin Hoffman con esta cinta, para la que «tuvo entrenamiento musical para enfrentar el papel», explica Girard, quien se siente «especialmente agradecido» con el veterano actor. Y es que la idea de trabajar con él ya era vieja para el director francés: «Hace diez años ya teníamos proyectos en común», pero no salieron adelante.

Como en todas las películas que giran en torno a la música, los actores cambian su vida de intérpretes durante un tiempo por la de verdaderos músicos. El elenco de «El coro» pasó casi una semana entera en unos estudios de grabación: «Estuvimos allí tres días antes de empezar a grabar, y después de terminar el rodaje volvimos a trabajar otros tres días en el estudio», afirma Girard.

El cineasta guarda una relación especial con la música, y en tres de sus cuatro películas ha usado un motivo que le dirija hasta ella. En su primer filme, «Sinfonía en soledad: un retrato de Glenn Gould» (1993), realiza una especie de biografía del virtuoso pianista. En el segundo, «El violín rojo», un luthier crea uno perfecto, y el instrumento viaja durante años alrededor del mundo hasta la actualidad. Ahora es «El coro» donde Girard demuestra su pasión por la música, con la que dice tener «una especial conexión, porque es un medio ideal para describir emociones», aunque también asegura que en esta cinta «eran más importante los personajes que ésta». Además, añade que para ejercerla «es necesario tanto talento como disciplina, pero lo segundo no le gusta a la mayoría de la gente porque es algo cansado», una idea que exprime en la cinta.

Uno de los aspectos de realizar este largometraje que más disfrutó el director fue la elección del «playlist» para las diferentes escenas en las que los personajes cantan: «Escuchaba todo cuanto fuera posible y en cualquier momento cientos de canciones, siempre en silencio. Fue un largo trabajo, pero me encantó». Un esfuerzo cuyo objetivo es lograr que al oído del espectador no le pase desapercibida la película, algo que, quizá, ha provocado que se descuide en cierta medida lo visual.