«Cantábrico (los dominios del oso pardo)»****: Belleza natural
Dirección y guión: Joaquín Gutiérrez Acha. Música: Pablo Martín Caminero. Fotografía: Joaquín Gutiérrez Acha. España, 2017. Duración: 101 minutos. Documental.
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Duermen, o parecen dormir, los murciélagos de herradura mientras el invierno está todavía lejos de agonizar y asistimos «a historias de parasitismo y mentiras» por parte de algunos animales. Jabalíes, urogallos (en peligro de extinción, el ser humano y su extrema crueldad), arañas, armiños. El tiempo, dice de nuevo el narrador, «impone un compás de espera» hasta que aparece el deshielo y los bosques del Cantábrico se desperezan y renacen otra vez. En el norte de España una cordillera de más de 480 kilómetros rebosa vida, y gracias a la influencia del mar cercano y las elevadas precipitaciones, existe una amplia, húmeda y enigmática vegetación. Un paisaje en el que nos adentra con el oso pardo como destacado protagonista Joaquín Gutiérrez Acha entre caballos salvajes, apareamientos de complicados cortejos y refinadas plantas carnívoras que siguen siendo un misterio (para Darwin, como recuerda el filme, «uno mayor que el origen de todas las especies»). La excelente fotografía arropa el hondo sentido poético del filme aun cuando la Naturaleza se descubra también en toda su feroz y mortal enormidad. Pero, recuerden, las mal llamadas bestias sólo matan por hambre mientras el número de lobos en nuestro país, por citar solo un dramático ejemplo, sigue disminuyendo, y ya saben quién es el único culpable. Quedan las hermosas escenas de una cinta medio mágica también que, en el fondo, sigue pidiendo respeto. Para todos ellos.