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Cine

«El cuento del lobo»: una «duda razonable» que nos interpela

Norberto López adapta la obra teatral de Borja Ortiz de Gondra

«El cuento del lobo»: una «duda razonable» que nos interpela
«El cuento del lobo»: una «duda razonable» que nos interpelaX

Hay dos sentencias fundamentales a lo largo de «El cuento del lobo» sobre las que pivota este «thriller de policías sin policías» –como le gusta llamarlo a su director, Norberto López–: una de ellas se la dice Olga (Lucía Jiménez) a Lucía (María Romanillos): «Nunca nada de lo que me has contado es verdad: es como el cuento del lobo»; y la otra se la devuelve Lucía a Olga: «Todos mentimos alguna vez, la gran pregunta es por qué lo hacemos».

Sin embargo, la viga maestra que sostiene esta adaptación de la obra de teatro de Borja Ortiz de Gondra, «Duda razonable», es precisamente el dilema que se le transmite al espectador a través de las diferentes posiciones que toma la pareja protagonista, compuesta por la ya citada Lucía Jiménez, que encarna a una escritora frustrada, y Daniel Grao en el papel de Javier, el profesor universitario: ¿tenemos derecho a intervenir en la vida privada de una persona ajena si vemos que está en peligro? Y ¿es acaso más que un derecho, un deber moral o cívico cuya inhibición puede suponer una omisión de socorro?

Bien, tratamos que su director, quien ya lo fuera de los filmes «El cuaderno de Sara» y «La decisión de Julia», nos ayude a resolverlo, o, cuando menos, que nos diga por dónde iría él. Mas se nos escabulle con habilidad: «Yo en la película lo que he hecho es no elegir ninguno de ellos, simplemente dejar que cada personaje defendiera su mentira o su verdad, o lo que ellos consideraran, para que luego el espectador mismo acabe proyectando lo que considere: ponerlo ante un espejo, y que este tome la decisión».

Sospechoso cambio de título

Interrogamos también a Norberto López por el llamativo título de la cinta, y qué conlleva el cambio de nombre respecto a la obra de teatro de la que parte: «La película vista en cines genera un silencio final espectacular –asegura–. Y eso es porque realmente uno se siente muy conmovido por todo lo que acaba de ver y cómo has descubierto a los personajes mentir, y cómo esa mentira –cada uno por sus razones– les lleva a que el lobo acabe finalmente apareciendo: por eso se llama así».

En relación a qué más varió respecto a la obra de Otriz de Gondra, el cineasta cuenta que «el eje motor de la película es el mismo que el de la obra teatral: que cada secuencia te va cambiando el punto de vista, y hace que te vayas posicionando de un lado o de otro –confiesa Norberto López–. Ahora, lo que sí añadí mucho en el trabajo de escritura fue componer personajes a los que yo me sintiera cercano, para poder luego dirigirlos con más comodidad o precisión, llevándolos a matices muy concretos».

Por ponerle el colorín colorado nos preguntamos, le preguntamos, por cómo se trabaja con un elenco tan reducido, de solamente cuatro actores: «Ha sido una familia, hemos hablado mucho, hemos planteado las escenas del rodaje donde había mucha intimidad. Una belleza».