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En el cerebro de Scarlett Johansson

¿Cuál es la utilización real de nuestro cerebro? Algunos la sitúan en un diez por ciento y de esa idea se ha arpovechado el director francés Luc Besson para rodar «Lucy», que hoy llega a los cines españoles. Es la historia de una mujer capaz de utilizar el cien por cien de su mente
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Del realizador francés Luc Besson nadie puede negar su hacer del cine un espectáculo desde todos los puntos de vista: ya sea a nivel visual, trabajando con la violencia, la ciencia-ficción o con la historia, sin olvidarse del mensaje ecológico o los dibujos animados. Su nueva propuesta, «Lucy», nos invita a reflexionar sobre el funcionamiento del cuerpo humano, especialmente nuestro cerebro, a partir de una trama en la que realidad y ficción se dan la mano gracias sobre todo a una magnífica Scarlett Johansson como protagonista.
– Hoy se estrena su nueva película, «Lucy». ¿De dónde surge la historia de una chica que tiene la posibilidad de utilizar el 100 por 100 de la capacidad de su cerebro?
–El origen es realmente curioso. Todo parte de una cena. Me encontraba promocionando una película y tuve que asistir a una. Sentaron una mujer a mi lado y pensaba que sería, como pasa siempre, alguien que quiere ser actriz y te empieza a hablar para convencerte de que la contrates. Pero nada de eso. Resultó ser una profesora muy interesante con la que estuve hablando de células humanas. Me dejó fascinado y atónito con todo lo que me contaba, especialmente cuando me comentó que usábamos una parte muy pequeña del cerebro. Quise saber más porque todo aquello me estaba resultando apasionante para convertirlo en una película. Resulta que solamente usamos un 10 por ciento de nuestra capacidad celular del cerebro. Me quise preguntar qué ocurriría si de un 10 se pasara al 100 por 100.
– Todo el peso de la película recae en Lucy, interpretada por Scarlett Johansson, y vemos su evolución cerebral. ¿Nos podría describir el personaje?
–Ella es una chica de 23 años que está estudiando en Taipei, pero que vive su vida metida en fiestas. De repente, abrirá su mente y llegará a un 30 por ciento del uso de su cerebro. Es suficiente para que su inteligencia pueda pasar, asimismo, a un 40 por ciento. Es decir, es como un juego de dominó. Tendrá la capacidad de colonizar su cerebro, aunque no quiere ese poder. No sabe qué hacer.
–¿Por qué Lucy para el nombre de la protagonista?
–Porque así es como se ha bautizado a la primera mujer descubierta y que vivió hace 3,2 millones de años. Su cerebro pesaba 400 gramos. El del personaje de Scarlett llegará a los 1,4 kilos. Fíjese que hemos tardado tres millones de años para que nuestro cerebro gane un kilo de peso.
– En su filmografía destaca la importancia y fuerza que tienen las mujeres. Recuerdo a la asesina Nikita, a la pequeña Matilda de «El profesional (Leon)» o, incluso, Juana de Arco. En «Lucy» también nos encontramos un papel femenino de estas características.
– Ustedes, los periodistas, tienden a buscar la línea más corta entre dos puntos. Mire, en realidad, lo que intento es escribir buenos papeles, ya sea para hombres o para mujeres. En «Juana de Arco», claro, se trata de un personaje histórico y es una mujer. Yo no puedo cambiar eso. Lo que sí es cierto es que el cine de los 80 y 90 que nos venía de Hollywood estaba muy centrado en papeles masculinos para actores como Stallone, Schwarzenegger y Bruce Willis. He intentado equilibrar todo eso, pero de una manera natural. En mis películas también existen personajes masculinos bastante importantes. Por ejemplo, en «El gran azul» los protagonistas son dos hombres.
– Lucy no es como Nikita.
– Nada que ver. La clave está en el inicio de la película, cuando Lucy es una estudiante de 23 años, algo tontita, que se está preguntando qué será de su vida. Le ocurre algo horrible: la convierten en una «mula» para transportar una droga muy potente. Ella es inocente y consigue un poder con el que no sabe qué hacer. Es lo contrario a una viuda negra.
–¿Ha querido especular sobre el futuro con su película?
– Esta producción no trata sobre el futuro. La mitad de lo que narro en ella es cierto, pero la otra mitad es falsa. Sin embargo, cuando mezclas todo eso la sensación es real. Para acentuarlo, la cámara está siempre al lado de Lucy, no la abandona nunca. Es como si fuera un «reality-show». Es decir, come, sale de la cárcel, estás con ella, porque quiero que todo parezca lo más realista posible. Si hubiera una distancia desde el principio, el espectador no me creería.
–El ritmo de la película es trepidante, casi como de un vídeo juego.
– Lo sé, pero nunca he jugado a ellos. Por no tener no tengo ni ordenador, ni correo electrónico.
– ¿Fue Scarlett Johansson su primera opción para ser Lucy? En alguna ocasión se ha dicho que pensó también en Angelina Jolie.
– Sí, también he leído eso en internet, un sitio muy libre porque todo el mundo escribe lo que quiere, aunque no sea cierto. Para «Lucy» pude conocer a muchas actrices, pero fue Scarlett con quien hablé específicamente de esta historia. Ella lo entendió todo muy bien porque es el tipo de cintas que le gusta hacer. Scarlett es una mujer muy trabajadora. A mí no me interesa el «glamour» sino su implicación, lo que piensa del guión, porque es en ese momento cuando descubres que puedes trabajar con alguien.

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