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España abre hoy su participación en la 63 edición de la Berlinale con la proyección en la sección Forum de "La plaga", película debut de la cineasta catalana Neus Ballús, que opta al premio a la mejor ópera prima.
"La verdad es que hace cuatro años, cuando empezamos el proyecto, ni soñábamos con un marco de estas características para hacer el estreno mundial", ha dicho en declaraciones a Efe la joven realizadora, cuya cinta abre mañana, además, el Talent Campus de la Berlinale.
Hace dos años su proyecto fue sido seleccionado en el Talent Campus, por lo que la gente implicada ya lo conocía, "les gustaba y esperaban un poco a ver qué salía de aquí".
"Finalmente ha sido que nos han seleccionado. Imagínate, estamos supercontentos", ha señalado Ballús, cuyo filme constituye un retrato de historias cruzadas que transcurre en la periferia de Barcelona, en torno a Gallecs, a medida que avanza el verano.
"El punto de partida es un poco este espacio que queda en la periferia de Barcelona, como hay tantos en la periferia de muchas ciudades, que es un espacio rural todavía, pero está entre autopistas, polígonos, estos 'no lugares' tan contemporáneos", ha explicado.
Los protagonistas -un agricultor, un inmigrante moldavo que le ayuda en el campo y se dedica a la lucha libre, una anciana que tiene que irse a vivir a una residencia, una enfermera filipina recién llegada al país y una prostituta con cada vez menos clientes- no son actores, sino que se interpretan a sí mismos.
La directora trabajó durante más de cuatro años con los protagonistas, sobre todo "por la naturaleza del proyecto, con un guión muy basado en la vida de todos ellos", aunque híbrido, "con una apariencia de ficción".
Para ello buscó "gente que reflejara este aislamiento de este espacio en su propia personalidad, seres como solitarios, pero con mucha fortaleza, que de entrada afrontan un poco sus dificultades en solitario".
Aunque la cineasta catalana muestra en su película la incertidumbre y el espíritu de rebeldía que caracteriza la España en crisis, "no estaba pensado de esta manera".
"Hace cuatro años no era tan intensa la crisis en España, aunque sí que se empezaba a notar y, especialmente, en el tipo de trabajo que tienen los protagonistas, que son trabajos muy poco reconocidos, un poco en la base de la sociedad", ha explicado.
No obstante, la crisis "ha acabado apareciendo"en el filme, pues "evidentemente es una película que se tiene que dejar impregnar de lo que esta sucediendo, porque es absolutamente realista, con esta vocación de retrato de nuestra sociedad y la atmósfera que se vive".
Precisamente, y a pesar de la crisis, la cineasta ha asegurado no poderse quejar del nivel de financiación, pues la intención no era tampoco hacer una película más grande a nivel de presupuesto que la que presenta ahora en la Berlinale.
"Tiene la dimensión que tenía que tener y ya es mucho para una primera película", ha afirmado satisfecha.
Lo que sí está viendo en todo el sur de Europa es que "aparecen cineastas que tienen una pasión por retratar lo que esta sucediendo alrededor suyo que no ves en sitios un poco más acomodados".
"Si tu tienes la vocación de explicar lo que sucede a tu alrededor, no por el hecho de tener problemas de financiación la gente va a quedarse de brazos cruzados", sobre todo "en una época de cambio como ésta", en la que "hay tantas historias que son interesantes para ser explicadas en España".
Para Ballús, que ya tiene en mente "ideas que no se han convertido todavía en proyectos", la prioridad ahora es "seguir trabajando para que la película tenga una buena distribución en cines en España".
"Al final está muy bien estar aquí, va a haber mucho público internacional y está muy bien porque tienes un reconocimiento del sector, pero para mí es prioritario que la gente de la calle la pueda ver", ha asegurado.
La directora está convencida de que su ópera prima "es muy accesible, puede ser emocionante, la gente se puede sentir identificada con los problemas de todos los personajes", por lo que la prioridad es "buscar una distribución en condiciones".
"Estrenar una semana en un cine pequeño en Barcelona es posible, pero es una pena que después de cuatro años de trabajo y la implicación y el trabajo de tanta gente"que la cinta no pudiera llegar al público, concluye.