Feminismo en Brasil

Patrick Mille dirige su segunda y disparatada película, un drama de lo más cómico en Río.

Todos recordamos «Resacón en Las Vegas». Pues «Bienvenidas a Brasil» es la versión franco-latinoamericana, y femenina (o feminista), de aquella película. Chloé (Margot Bancilhon), Agathe (Alison Wheeler) y Lily (Philippine Stindel), la hermana adolescente de ésta, reciben una invitación, con todos los gastos pagos, al matrimonio de su amiga Katia (Vanessa Guide) en Brasil. La primera noche en Río de Janeiro, Katia, que además está embarazada, no aparece, y las tres francesas se suman por su cuenta a una fiesta en la que abunda la cocaína y retumba la música electrónica. Lily, que no bebe ni consume drogas, sale a tomar el aire a una terraza donde un hombre intenta violarla. Ella se defiende y él cae por el balcón. Al ver lo que ha ocurrido, las tres intentarán regresar a Francia, pero un evento inesperado –y absurdo– tras otro las obligará a quedarse, aterradas de que las vayan a descubrir.

«Esta historia debía desarrollarse en Brasil porque es un país que permite contar cosas imposibles. Imagina la más grande locura; pues en Río ya ha sucedido», asegura Patrick Mille. Se trata de su segunda película detrás de las cámaras –aunque también interpreta a uno de los personajes principales– después del drama «Mauvaise fille», adaptación de la novela escrita por su esposa, Justine Lévy. Su fascinación con ese país le viene de la infancia, pues nació en Lisboa, donde sus padres recibían a muchos refugiados políticos de la dictadura militar brasileña.

Cuando menos te lo esperas

«Quería que fuera un filme sobre la amistad, sobre un grupo de mujeres que se unen en torno a una situación dramática. Porque, en mi opinión, el drama provoca la comedia», afirma Mille. Asegura también que «hay una segunda personalidad en cada hombre y cada mujer y lo que me gusta es encontrarla. Y Brasil revela la naturaleza profunda de los personajes». Así sucede en el filme, en el que las cuatro chicas sacan sus lados más inesperados.

Además, Mille utiliza la comedia para llevar los clichés de las sociedades brasileña y francesa al extremo: el suegro de Katia es un hombre adinerado y corrupto, su mujer –la segunda– mucho más joven y obsesionada con el físico; mientras, los padres de ella son unos paletos que quieren aprovechar el dinero y las influencias de su familia política.