Joaquin Phoenix

Gus Van Sant: «Los ''millenials'' me parecen muy inteligentes»

Joaquin Phoenix, como John Callahan (izq.), junto a Gus Van Sant (dcha.)
Joaquin Phoenix, como John Callahan (izq.), junto a Gus Van Sant (dcha.)larazon

Gus Van Sant (Louisville, 1952) es una de las figuras más emblemáticas del cine independiente norteamericano desde que en los años 80 inciara una andadura por los desvíos y los caminos de mala muerte que Hollywood se negaba a transitar. Así surgieron «Mala noche» (1985), «Drugstore Cowboys» (1989) y «Mi Idaho privado» (1991), a la que seguirían cintas ya icónicas como «Elephant» (2003). En «No te preocupes, no llegará lejos a pie», cinta protagonizada por un enorme (otra vez) Joaquin Phoenix, Van Sant narra la vida del viñetista John Callahan, tetrapléjico y alcohólico que logró salir adelante en las calles de Portland hasta convertirse en un ejemplo de superación.

–Lleva varias décadas detrás de esta historia.

–Sí, todo comenzó a través de Robin Williams [ambos rodaron juntos «Indomable Will Hunting» en 1997]. Él había comprado el libro de memorias de John Callahan y me pidió que escribiera el guión.

–Usted ha vivido casi siempre en Portland. ¿Conoció personalmente a Callahan antes de su muerte en 2010?

–Sí, le traté, y siempre pensé que me interesaba su historia para una película porque es divertida y trágica, ambas cosas.

–Y, además, ejemplarizante...

–Pero no pensaba en el resultado final de su vida. Sencillamente es un hombre fascinante y eso me atrajo.

–La película arranca con la juventud de Callahan en los 70. Usted, que ha retratado la América joven de los 80 como nadie, ¿qué opina de las nuevas generaciones?

–No sabría decir. Está claro que internet ha tenido un gran efecto. Ahora están de moda los «millenials» y la «Generación Y». Han estado influidos por sus padres, desde luego, pero también tienen cosas específicas, aunque nunca hay que generalizar. Los «millenials» me parecen inteligentes, diría que muy inteligentes. Cuando rodamos «Elephant», ya pensaba que esos jóvenes eran muy listos, y tenían 14 y 15 años. Quise llevármelos a Cannes y los ejecutivos me dijeron que qué iba a hacer, que no eran más que niños estúpidos. Yo los hice porque pensé que eran ellos los más adecuados para hablar de lo que pasaba en los institutos. Existe esa actitud de las generaciones mayores hacia las nuevas, pero no dejo de creer que los jóvenes son inteligentes.

–«Elephant» retrataba la matanza de Columbine y este mismo año en Florida ha habido otra masacre semejante en un instituto.

–Es algo muy difícil de identificar, como un ataque terrorista. De hecho, es un ataque terrorista, pero desde dentro. Muy a menudo el terrorismo viene del interior, no de fuera. Son también versiones del suicidio, gente que quiere matar llevándose a otros.

–¿Llegó a entender las causas rodando «Elephant»?

–Hay que buscarlas en la disponibilidad de las armas, el «bullying» y la presion ejercida por la sociedad para que los jóvenes sean de un cierto tipo. Todo eso junto hace que actúen así y hay que trabajar cada aspecto, no solo en la cuestión de las armas, sino en todos los problemas asociados y, aun así, es muy difícil controlar este fenómeno.