Crítica de cine

«Jurassic World II: El reino caído»: Todo es posible, Bayona

«Jurassic World II: El reino caído»: Todo es posible, Bayona
«Jurassic World II: El reino caído»: Todo es posible, Bayonalarazon

J. A. Bayona. Colin Trevorrow y Derek Connolly. Chris Pratt, Bryce Dallas Howard, Ted Levine. EE. UU., 2017. 128 minutos. Ciencia-ficción/Aventuras.

En lo más profundo del océano, donde comenzó la vida entre el fango. Un lugar cerca de Costa Rica, noche cerrada, llueve a cántaros, y varios hombres intentan arrancar algo del mismo fondo. De pronto, el mar tiembla y aparecen ellas, las enormes criaturas prehistóricas.Ya están aquí. Por quinta vez. En 1993, Steven Spielberg conseguía de nuevo meterse en el bolsillo al público del planeta tierra con «Parque Jurásico», o la más rentable hasta entonces resurrección cinematográfica de aquellos seres que poblaron un mundo que se congeló y acabaría por exterminarlos. Desde entonces, hubo otras entregas de la saga, pero nada consiguió si quiera igualarla, porque Spielberg es muy grande. El primer mérito de Bayona, pues: haber dirigido un filme muy decente y además respetuoso con respecto al original. Y, paradójicamente, el segundo, y entramos ya en harina: el saber combinar el cine de bichos raros con el catastrofista, dos especialidades que el conoce y controla bastante bien, aunque a veces se le digan más piropos que los que merece. De manera que he ahí una tremenda erupción volcánica que amenaza a los dinosaurios que todavía quedan vivos en la Isla Nublar, donde han campado libremente años tras la desaparición del parque temático susodicho y que ahora pueden morir todos sepultados bajo la ardiente lava. Claire Dearing, su ex gerente, se ha convertido en una ferviente defensora de estas hermosas moles y decide salvarlas ayudada por Owen Grady, que también trabajó en aquel recinto como entrenador, y el magnate, hoy un anciando enfermizo en silla de ruedas, que dio lugar a todo tiempo ha. Añadan al grupo humano animalista un chico negro en cuyas espaldas hipotéticamente recaían los chistes de turno para desengrasar de tanto estrés, aunque maldita la gracia, una niña muy espabilada clave a lo tonto en el devenir de la historia, varias escenas de acción realmente efectivas y aparatosas, una panda de millonarios sin escrúpulos de subasta, una banda sonora que no se para ni para tomar aliento y un par de escenas con sombra dignas, eso sí, del mejor cine clásico, agiten con vigor la coctelera y obtendrán un señor taquillazo en toda regla. Bayona,

eres un monstruo.