Oskar Santos : «Me gustó rodar una película sobre una cárcel de niños»
No es nuevo que el cine se nutra de cómics, adaptaciones que durante los últimos años le han reportado a la industria de Hollywood grandes «taquillazos». Lo que sí es poco habitual es que la tradición del tebeo español, con maestros como Escobar e Ibáñez, se lleve a la gran pantalla. Oskar Santos («El mal ajeno») se ha atrevido con dos de sus personajes más memorables, los hermanos Zipi y Zape, en una largometraje que se presentó ayer en la sección de cine infantil del festival donostiarra.
–¿Cómo se aborda la adaptación de un tebeo tan popular en nuestro país?
–Lo conocía porque lo había leído durante mi infancia como todos los niños de mi época. Me dieron libertad para la adaptación. Los personajes y sus historias son universales: dos chavales que quieren divertirse, jugar y aprender y que son capaces de enfrentarse a los mayores para disfrutar del mejor verano de su vida. Identificarse con ellos es sencillo. Pero Escobar nunca sintió la necesidad de hacer grandes historietas, como sí hizo Ibáñez con Mortadelo y Filemón, sino que eran más escuetas, y yo no quería hacer una película episódica y sí de aventuras. Me hizo pensar en las películas que yo veía en la época que leí los tebeos, a finales de los ochenta, como «ET», «Los Goonies», «Regreso al futuro», «Indiana Jones»... De eso surge la idea de qué ocurriría si, en lugar de pasar el mejor verano de su vida, tuvieran que estar en un colegio que es como una cárcel. En una situación así, Zipi y Zape se van a revolucionar.
–¿Se planteó realizarla en animación?
–Se habló, pero los productores querían hacer una película de acción real. Dudé, pero después me di cuenta de que la identificación de los niños con los personajes era así más sencilla. Hace unos días hicimos un pase para unos niños del colegio y parecía un concierto de Justin Bieber. Fue espectacular. Eso no lo logras con una película de animación.
–La película recuerda a la saga de Harry Potter. ¿Fue una de las referencias?
–No había visto estas películas, aunque después sí y me encantan. En todo caso, son más adultas, más oscuras. Me recuerdan a «La guerra de las galaxias». Hay muchas películas de género carcelario, no infantil, especialmente una, «Cadena perpetua», que tiene más de referencia en esta que «Harry Potter». Me gustó la novedad de hacer una película de una cárcel de niños.
–¿Teme que su consideración de película infantil pueda perjudicarle?
–No. Otro referente que teníamos era el mejor cine familiar de los últimos veinte años que es Pixar. Estas películas apasionan a los adultos; teníamos que lograr que les gustase a ellos. Me gusta apropiarme de un eslogan de unos juguetes de mi época que decía que eran para niños entre 3 y 99 años. Lógicamente, el público principal es de 7 a 14 años. Creo que son los que más la van a disfrutar, pero a los demás nos va a remitir a nuestra infancia. Además, el recibimiento por parte de los adultos ha sido muy bueno.
–Hitchcock decía que no hay nada peor que rodar con niños o animales.
–No me gusta contradecir al maestro, pero en esta película hemos tenido niños, animales y efectos especiales y ha sido un placer. Tenía miedo porque en este rodaje no había tiempo ni dinero. Me alegra saber que un año después, cuando los veo, me cuentan que lo recuerdan como el mejor verano de su vida.
–¿Cree que a Escobar le hubiera gustado?
–Ediciones Bruguera edita ahora un libro que traslada el guión de esta película al estilo de Escobar. Al ver el resultado final pienso que, si Escobar hubiera querido hacer una historia larga, hubiera hecho una historia similar a esta y estoy seguro de que le habría gustado y habría entendido la evolución de su tebeo. Siento que es respetuosa, sobre todo, con el espíritu de los personajes y pienso que hemos conseguido las metas que nos hemos propuesto. Vengo de Toronto, y que una película familiar, sea de la nacionalidad que sea, esté presente en dos de los cinco festivales más importantes del mundo algo querrá decir.