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Querejeta, humor con tacones

La directora vuelve a trabajar con Maribel Verdú en «Ola de crímenes», su primera incursión en la comedia.
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La directora vuelve a trabajar con Maribel Verdú en «Ola de crímenes», su primera incursión en la comedia.
¡Qué haría una madre por proteger a su hijo? Todo y más, claro. Pero cuando esa madre es Leyre, un ama de casa divorciada, de vida cómoda y no demasiado brillante, tanta devoción se convierte en un desastre incontenible que involucra a una docena de personas. Maribel Verdú interpreta el papel de mamá gallina en «Ola de crímenes», el más reciente filme de Gracia Querejeta, en el que comparte protagonismo con, como dice la directora, «un reparto de lujo»: Juana Acosta, Paula Echevarría, Antonio Resines, Raúl Arévalo y Luis Tosar, entre otros. En esta comedia, Acosta y Echevarría serán los rivales de Verdú, que intenta esconder el crimen que ha cometido su hijo Asier, un joven peculiar con un solo amigo, el guapo pero tonto Julien (Miguel Bernardeau), que está perdidamente enamorado de Leyre y dispuesto a ayudarla en lo que le pida.
Querejeta ha trabajado en otros proyectos con casi todos los actores que participan en el filme, especialmente con Verdú, con la que se encuentra por cuarta vez. Sin embargo, la directora no tuvo nada que ver en su elección, ya que Luis Marías, autor del guión, escribió el papel especialmente para la intérprete. Una buena casualidad. Como también que Marías ubicara la acción en Bilbao, la ciudad donde nació y que además guarda un significado para la directora puesto que su familia también es vasca. «Para mí, rodar allí no suponía ninguna pega, en todo caso la ventaja de poder salir un poco y ver otros horizontes. Eso sí, ya que estábamos en Bilbao, buscamos que fuera un paisaje protagonista», afirma Querejeta.
Una tragicomedia
Sobre aventurarse con una comedia, género que hasta ahora –a excepción de un corto que realizó hace unos años– no había tratado, Querejeta afirma que «lo importante para mí era lo que proponía el guión: una comedia inteligente que transita por distintos lugares. A veces es efectivamente cómica, otras, tragicómica e incluso, dramática. Es decir, muchas de las cosas que se cuentan están tratadas con sentido del humor pero, por debajo, son auténticos dramas». La corrupción es uno de esos temas: «“Corrómpase, hombre. ¿No ve qué bien nos va?”. Esa frase del personaje de Paula Echevarría tiene mucha miga en los tiempos que corren. Creo que la película es un buen retrato de ciertos seres humanos para los que el dinero es lo más importante. Y luego está el personaje de Leyre, que lucha no por el dinero sino por salvar a su hijo de ir a un correccional por haber cometido un delito. Es verdad que son personajes muy extremos, incluso oscilan entre ser totalmente necios y tonos, o malísimos y tontos, pero todo lo que sucede en el filme tiene un fundamento bastante real. De hecho, “Ola de crímenes” se podría haber planteado como un gran drama, pero Luis Marías decidió hacerlo en términos de comedia y creo que ha sido muy habilidoso en ese sentido», asegura la directora.
La mirada de Querejeta se nota, por ejemplo, en el énfasis de la cámara sobre los tacones imposibles que calzan casi todas las mujeres de la película. La directora explica que se trataba de crear un contraste con la maldad de los personajes de Echevarría y Acosta: «Ya que eran tan rastreros y como salidos de los bajos fondos, me parecía curioso darles la vuelta y convertirlos en personajes bastante atractivos físicamente, gente que se cuida, que usa tacones –el paradigma de la feminidad–, ya que eso le daba a la comedia un toque de elegancia que he buscado de manera deliberada». Y tienen una segunda función: delinear otro rasgo de la personalidad de Leyre, que por más que lleve un brazo partido y la cara llena de moratones sigue utilizando sus estiletos, con los que se tropieza a cada paso. «El zapato de tacón tiene su propia historia en esta película», asegura la directora.

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