Se dirigía solo
Pepe era muy buen actor, pero precisamente por eso, también era muy difícil dirigirle. En teatro hicimos «El alcalde de Zalamea», y, en televisión, «Vamos a contar mentiras». Se dirigía él solo, y es que en realidad, daba igual, porque era muy bueno. De sus muchas cualidades, hay que destacar dos: poseía una simpatía arrolladora y una voz inigualable.