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Comienza Temporada Alta: Teatro variado para un público diverso

97 espectáculos podrán verse desde hoy hasta el 9 de diciembre en esta 26ª edición repartidos en Gerona y en Salt, dos ciudades que adecúan a la representación escénica buena parte de su arquitectura para convertirse juntas, durante casi dos meses, en una suerte de gran ciudad-teatro
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97 espectáculos podrán verse desde hoy hasta el 9 de diciembre en esta 26ª edición repartidos en Gerona y en Salt, dos ciudades que adecúan a la representación escénica buena parte de su arquitectura para convertirse juntas, durante casi dos meses, en una suerte de gran ciudad-teatro.
Exagerada o no esa etiqueta de “mejor festival de artes escénicas de España” que algunos periodistas culturales le colocan, lo que no deja lugar a dudas es el enorme interés que Temporada Alta despierta cada año en toda la crítica teatral, en el público más especializado y en los numerosos programadores y gestores de salas de Europa y Latinoamérica que deciden dedicar unos días en su agenda para empaparse de lo que aquí se produce o se exhibe. 97 espectáculos podrán verse desde hoy hasta el 9 de diciembre en esta 26ª edición repartidos en Gerona y en Salt, dos ciudades que adecúan a la representación escénica buena parte de su arquitectura para convertirse juntas, durante casi dos meses, en una suerte de gran ciudad-teatro que subsume sin problemas la vida cotidiana de sus habitantes.
Y quizá sea esto lo que más llame la atención de Temporada Alta: el curioso compromiso de todo el público en general con un evento que no pocas veces ha sido calificado, paradójicamente, de elitista o “cultureta”. Sea como fuere, lo cierto es que la taquilla durante todos estos años, según Salvador Sunyer, “funciona estupendamente”. Y cree el director del festival que la causa de ello puede estar muy relacionada con la filosofía que siguen a la hora de programar: “Al festival no le preocupa tanto el público como el ciudadano –revela Sunyer–. Partimos de la idea de que no hay nada que guste a todo el mundo; o de que, si lo hay, es una mierda, porque está basado en el mínimo común. Así que lo que nosotros hacemos es buscar, para los diferentes tipos de gente, lo que creemos que es lo mejor. E intentamos que la gente vaya subiendo peldaños en sus gustos; que parta de una comedia clásica y termine interesándose por espectáculos más novedosos o menos convencionales”.
Esa pretensión obliga a la dirección a viajar por todo el mundo para ver qué se está haciendo por ahí y traer lo que realmente es “lo mejor”. Esta sólida presencia internacional ha sido siempre una de sus grandes virtudes del festival. Entre otros grandes nombre, Temporada Alta recibirá este año al director Declan Donellan, que traerá una Noche de Reyes, de Shakespeare, montada con la compañía rusa que dirige; a los británicos 1927, autores de esa original y complicada mezcla de teatro y
proyección audiovisual que es su espectáculo Golem; al vanguardista y polifacético creador belga Josse de Pauw, que exhibirá el multidisciplinar montaje De Mensheid; al lituano Korsunovas, cuya reflexión sobre el poder y los peligros que este encierra ha sido edificada a partir del Diario de un loco de Gogol; o al aclamado director argentino Federico León, que explora los límites entre la realidad y la ficción en Las ideas.
Ciertamente, toda Latinoamérica, y no solo Argentina, tiene su lugar preferente en este festival, como explica Sunyer: “Temporada Alta es el sitio de encuentro entre el teatro iberoamericano y el teatro europeo. Grandes autores de allá, como Tolcachir, Veronese, Bartís..., han entrado en Europa gracias al festival; aquí los vieron los programadores, y eso posibilitó que luego hayan tenido un gran recorrido por Europa. Y también al revés, porque desde hace algunos años también se hace Temporada Alta, aunque mucho más pequeña, en Buenos Aires, en Montevideo y en Lima”.
Pero hay otra vertiente fundamental en la naturaleza de este festival: servir de escaparate para nuestras creaciones escénicas más contemporáneas. El inclasificable Roger Bernat, la cosmopolita compañía El Conde de Torrefiel o, en el campo de la danza, la iconoclasta Rocío Molina serán solo algunos de los mucho e inquietos artistas de vocación internacional que traerán aquí sus últimos y respectivos trabajos. Probablemente, albergar tal cantidad de propuestas no sería posible sin recurrir a la fórmula más reclamada hoy por los gestores en todas partes: la coproducción: “Los egos aquí ayudan poco; lo más importante es colaborar con gente y poder hacer cosas juntos –apunta Sunyer–.
Por ejemplo, traer espectáculos de fuera cuesta mucho dinero, así que, si lo haces con otros festivales, resulta más fácil. Pero también ocurre lo mismo con las producciones del festival, que tiene muchas: si tu coproduces entre 15 teatros, lo primero... te cuesta menos dinero; y lo segundo, luego tendrás 15 lugares donde poder exhibirlo. Y eso tiene mucho más sentido. Cualquier método puede ser bueno en aras de alcanzar el ambicioso objetivo que la dirección de Temporada Alta se ha marcado: “confeccionar un variado programa que permita que cada espectador, sea de la condición que sea, y tenga los gustos que tenga, encuentre al menos cuatro o cinco espectáculos a lo largo de estos dos meses que puedan interesarle”.

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