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Creuheras: «La "piratería’’ es un atentado intelectual»

El presidente del Grupo Planeta inauguró en el Saló de Cent el foro Edita Barcelona
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  • Víctor Fernández está en LA RAZÓN desde que publicó su primer artículo en diciembre de 1999. Periodista cultural y otras cosas en forma de libro, como comisario de exposiciones o editor de Lorca, Dalí, Pla, Machado o Hernández.

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El presidente del Grupo Planeta inauguró en el Saló de Cent el foro Edita Barcelona
El Saló de Cent del Ayuntamiento de Barcelona ha sido el escenario del inicio de Edita Barcelona, el I Foro Anual de Editores. Con la presencia de algunos de los más destacados nombres del mundo de la edición en la capital catalana, además de varios de los 200 asistentes a estas jornadas que concluirán el viernes fue el presidente del Grupo Planeta, José Creuheras, quien reflexionó sobre los retos de futuro del libro, en general, y de la edición, en particular.
En su intervención, Creuheras quiso empezar subrayando las nefastas consecuencias que está teniendo la «piratería» para y con el libro. «El daño que está realizando la ‘‘piratería’’ al mundo del libro es muy relevante. Pero hay todavía un daño mayor, imposible de calcular económicamente: el menosprecio de una parte de la sociedad hacia el valor de los contenidos culturales», aseguró. Y todo ello, pese a que los editores han hecho su trabajo y en este tiempo se han puesto el día respecto al libro digital, pero las cifras, como subrayó el presidente del Grupo Planeta, no acompañan. La oferta legal digital, comentó, ha atraído a un escaso 5 por ciento de los consumidores, lo que suponía una facturación de unos 115 millones de euros.
En el lado opuesto, la red ha volcado de forma ilegal y sin ningún tipo de coste para los lectores, «la práctica totalidad de los libros que están sujetos a derechos, con un impacto directo que un cálculo conservador estimaría en torno a los 200 millones de euros cada año».
La lucha contra la piratería es el gran objetivo si se quiere que el mundo de la edición pueda seguir respirando con tranquilidad. En este sentido, José Creuheras citó a Robert Levine, quien en su ensayo «Parásitos. Cómo los oportunistas digitales están destruyendo el negocio de la cultura» asegura que internet ha fortalecido a un grupo de intermediarios que no invierten en los creadores intelectuales. En esta línea, en la conferencia agregó que la red de redes debe ser «una plataforma para que los libros lleguen al lector, no sólo como un producto, sino también como un servicio». Por ello, en los últimos años se han creado fórmulas de suscripción en las que el lector no tiene el libro, sino que tiene el derecho a leerlo mientras mantenga el pago de la suscripción. Es un modelo muy parecido al que se aplica a la música en Spotify o al cine en Netflix.
Pero ese ponerse al día desde el mundo de la edición, esas propuestas atractivas para los consumidores, necesitan el apoyo de la legislación, algo que reclamó Creuheras ayer en el Ayuntamiento de Barcelona. «El esfuerzo que estamos haciendo debe ir acompañado también de otras medidas que protejan los derechos de autor y nos ayuden a crear conciencia del valor de los contenidos. De lo contrario, estamos cercenando nuestra capacidad para invertir en nuestro futuro. Y en este sentido el apoyo de la Administración debe ser total», reclamó. En la actualidad, España es el país en el que más contenidos se descargan ilegalmente, en un listado en el que está acompañado de China, Rusia y Ucrania. En nuestro país hoy, según el Observatorio anual de Piratería, se supera el 77 por ciento en hacerse de manera ilegal con contenidos digitales. Todo un récord porque, ya en el mundo del libro, solamente el 32 por ciento de los que descargan un título en la red lo pagan.
Entre las soluciones para poder acabar con esta lacra, José Creuheras recomendó la puesta en marcha de «programas muy ambiciosos de educación en las escuelas y desde las propias familias. Nadie enseña a sus hijos a entrar en un supermercado y llevarse lo que le apetezca, lo mismo debería ocurrir con un bien como la creación intelectual». Igualmente, desde la Justicia, se podría «establecer un bloqueo preventivo de una página web que enlaza con contenidos ‘‘pirata’’ si existe una denuncia del titular de los derechos, y no levantar este bloqueo hasta que hubiera retirado la obra o existiera una resolución judicial». Y es que, según el responsable del Grupo Planeta, debe quedar claro que «la ‘‘piratería’’ es algo más que una pequeña travesura sin mayor importancia. Es un robo, así como un atentado a la creación intelectual».

Por mucho tiempo

Hay motivos para la esperanza porque, pese a todo, se lee más que nunca. «Los editores van a seguir existiendo por mucho tiempo», aseguró Creuheras de un oficio «que tiene un gran futuro por delante». Porque los editores seguirán siendo necesarios para acompañar a los escritores en el proceso de la creación literaria, para seguir investigando lo que quieren los lectores y para buscar la mejor manera para promocionar el libro.
El acto celebrado ayer en el Saló de Cent acogió a algunos de los nombres propios más destacados de la edición en nuestro país como Jesús Badenes, del Grupo Planeta, el poeta y académico Pere Gimferrer, Núria Cabutí, de Penguin Random House, Luis Miguel Palomares, de Carme Barcells Agencia Literaria, Jorge Herralde, de Anagrama, Miguel Aguilar, de editorial Debate, la agente literaria Silvia Bastos o Joan Terrida, de Galaxia Gutenberg, entre otros.