Cuando la ficción se adelantó a la web
Hoy hace 30 años que Tim Berners-Lee presentó su proyecto de la World Wide Web, sin embargo, años antes William Gibson había ya imaginado el ciberespacio
Tim Berners-Lee habla de la World Wide Web como lo haría un padre de un hijo exitoso pero problemático al que no da aún por perdido. Cuando su creación cumple treinta años, Berners-Lee recuerda su propuesta inicial de un sistema para la administración de información ideado para el CERN en 1989 y afirma que “aunque la web ha creado oportunidades, ha dado voz a grupos marginados y ha hecho más fácil nuestra vida cotidiana, también ha creado oportunidades para estafadores, ha dado voz a aquellos que propagan el odio y ha facilitado la comisión de todo tipo de delitos (...). Pero sería derrotista y poco imaginativo suponer que la web tal como la conocemos no puede mejorar en los próximos 30 años. Si renunciamos a mejorarla ahora, no será la web la que nos habrá fallado. Seremos nosotros los que le habremos fallado a la web”.
Efectivamente, el aniversario de la web se celebra bajo la sombra del escándalo de Cambridge Analytics, la manipulación de elecciones y la paranoia general sobre la privacidad online. Mientras estos temas acaparan titulares, los lectores de ciencia ficción no pueden evitar recordar, quizá con un escalofrío, las historias de William Gibson, que ya había ideado el ciberespacio en la ficción años antes de que Berners-Lee presentara la propuesta que hoy celebramos.
En “Quemando Cromo”, de 1982, Gibson hablaba de hackers -los “cowboys” cibernéticos Bobby Quine y Automatic Jack- y de “torres y campos de información ordenados en el incoloro no-espacio de la matriz de simulación, la alucinación consensual que facilita la manipulación y el intercambio de enormes cantidades de data”. Gibson acuñó con ese relato el término ciberespacio y, junto con Bruce Sterling, y con trabajamos como “Neuromancer” y “La máquina diferencial”, nos legó el cyberpunk y hasta el steampunk.
A su vez, los debates actuales sobre la protección de datos y la manipulación de los mismos traen a la mente la novela “El Círculo”, de Dave Eggers, una sátira con guiños a Orwell en la que una multinacional sospechosamente parecida a Google ejerce control sobre sus usuarios al reunir toda su información personal, de consumo y de redes sociales desde el momento de su nacimiento. El libro se publicó en 2013 y coincidió con las filtraciones de Snowden sobre el programa de vigilancia de la NSA.
Pero la idea de paranoia, de sentirse observado y controlado estaba ya presente, claro, en la literatura de Philip K. Dick, que tanto exploró los mecanismos de control social. Y aunque no entra en el género de ciencia ficción, Chuck Palahniuk merece aquí una mención por su recurrente intención de demostrar la incapacidad de los seres humanos de conectar unos con otros, en muchos casos fruto de una sociedad demasiado dependiente de la tecnología y que él representa como subyugada por el sistema económico y social.