Dan Brown, así se blinda un «best seller»
Un grupo de personas fue encerrado en un búnker de Milán el pasado mes de febrero. Un edificio, diseñado por Oscar Niemeyer, ubicado bajo tierra, con guardias jurados, sin internet, pero con una confortable moqueta en el suelo. Cada uno de estos hombres y mujeres, procedentes de diferentes países del mundo, tenía una mesa de trabajo y, sobre la mesa, un sobre cerrado, y, dentro del sobre, un ejemplar del nuevo fenómeno literario de la temporada. Los traductores sólo tenían que rasgar el papel para extraer la nueva novela de Dan Brown: «Inferno».
Su protagonista, Robert Langdon, el conocido profesor de iconología y simbología religiosa de la Universidad de Harvad, despierta en la cama de un hospital. No recuerda dónde está. Sólo retiene en la memoria una confusión de imágenes aterradoras y las palabras que le repite en su imaginación (o en la realidad, no sabe bien) una mujer con velo: «Busca y hallarás». Langdon, acosado por escenas extraídas de las peores pesadillas, no tardará en deducir el lugar donde se encuentra. Pero, justo en ese instante, en el que se pregunta «¿estoy en Florencia?», a su alrededor se ha urdido ya una peligrosa trama llena de pasadizos secretos, cadáveres y viejos códigos. Un paisaje que se completa con la presencia de una extraña organización y un poco de ciencia futurista. Un viaje que le conducirá a mirar las principales obras pictóricas y arquitectónicas de la ciudad de una forma diferente. Y, sobre todo, a leer una de las grandes joyas de la literatura universal como jamás había hecho con anterioridad. El mapa de la ciudad del Arno se sobrepondrá al texto del escritor florentino, y Robert Langdon se encontrará, de repente, y sin esperarlo, en un laberinto dividido entre la realidad y la literatura.
Un rostro carismático
Así comienza la nueva aventura del héroe que protagonizó «El código Da Vinci», «Ángeles y demonios» y «El símbolo perdido». Un personaje de ojos azules, pelo castaño, de unos 45 años, que conduce un Saab 900S, toma el café de Sumatra y lucha contra el insomnio con un remedio que le recuerda su juventud: un Nesquick. Langdon, se ha convertido en uno de esos aventureros que pueblan el imaginario literario desde 2000. «Me encanta este personaje. Cada vez tiene más inteligencia y mejor entendimiento del mundo que le rodea. Además, creo que a los lectores les gusta volver a encontrarse con personajes que ya conocen», aseguró el autor, que también reconoció a Efe que no tiene miedo a «encasillarse»: «Escribo el libro que me gustaría leer. Sólo espero que el lector tenga el mismo gusto».
Esta novela –publicada en español por Planeta y en catalán por Empúries– llegó ayer a las librerías españolas con gran expectación y confirmando que el autor estadounidense sigue siendo un fenómeno de masas. Saltó a la fama con «El código Da Vinci», del que vendió 81 millones de ejemplares (la novela más vendida en los últimos años, algunos, incluso, afirman que de la historia) y regresa ahora, de nuevo, a ese exitoso cóctel que forman el arte, la religión, la literatura y las conspiraciones. Brown, que asegura que «no existe nada más difícil que escribir un libro fácil. Por el contrario, es muy sencillo escribir un libro difícil de leer», profundiza en el infierno de «La Divina Comedia», un texto complejo que denunciaba las corrupciones palpables de su época y desvelaba las opiniones políticas de su autor.
Dan Brown leyó a Dante cuando era pequeño. Pero en esta ocasión se ha detenido en la primera parte. En esos nueves círculos que Dante Alighieri mostró a su público de mano de Virgilio. Y que ahora sus seguidores podrán descubrir de nuevo gracias a este mago de los «best-seller».
Medidas de seguridad
La publicación de «Inferno», que jamás se envió por correo electrónico para evitar posibles filtraciones, ahora anima mucho a los habitantes de Florencia, como antes a los de Roma. Aguardan la llegada masiva de turistas (más aún de los que reciben anualmente) atraídos por el impacto de este volúmen cuyo contenido apenas ha trascendido. De hecho, en 2006, después del éxito que alcanzó «El código Da Vinci» y la adaptación cinematográfica, en París llegaron a ofrecerse a los visitantes de la ciudad hasta treinta tours diferentes relacionados con la novela. Y, de hecho, consiguió que la figura de Leonardo da Vinci, ya de por sí atractiva, alcanzara un apogeo sin precedentes en la historia. Pero, aunque los secretos de esta narración han conseguido mantenerse ocultos hasta hoy –nadie discute que dentro de poco habrá una adaptación cinematográfica–, lo que ha trascendido ya son las estrictas medidas de seguridad que han rodeado la traducción a otras lenguas. Exactamente fueron once personas. Aleix Montoto ha sido el que se encargó de verter la novela al español. Ha valido la pena. Nos encontrábamos bajo tierra, en un edificio de hormigón, pero no llevábamos grilletes, podíamos trabajar muy bien. Lo que ocurría es que no nos dejaban tener los teléfonos móviles con nosotros o conexión a internet. Bueno, podíamos hacer consultas en internet en un ordenador, pero para eso nos acompañaba un guardia de seguridad. Fue como un Gran Hermano literario», asegura a este diario. Pero esta melé de traductores y correctores tuvo un punto positivo: ayudó a poner las dudas en común. «Queríamos que el texto no le rechinara al lector, especialmente con la cantidad de diferentes enigmas que se incorporan en esta novela», apunta Montoto, quien recuerda que, desde aquella sala, escribieron un correo electrónico a Dan Brown exponiéndole una serie de preguntas y de dudas para que se las respondiera. Algo que hizo enseguida.
Pero ésta no es la primera vez que Montoto acepta el reto de adaptar al castellano las palabras de Dan Brown. Ya lo hizo con anterioridad en «Ángeles y demonios» y «El símbolo perdido». «Es como reencontrarse con un viejo conocido. Vuelves a tener delante de ti un esquema que de manera voluntaria conserva el escritor. Sin embargo, lo que sí te sorprende son los giros, las tramas que aparecen y cómo son los archienemigos de Langdon. Te sucede lo mismo que con las películas de James Bond: hay una serie de elementos que quieres que se mantengan y puedas volver a ver». En «Inferno», el lector, según explica Montoto, tendrá ante sí «entretenimiento puro y duro. Es una yincana cultural pero con un tema controvertido, como es el de la situación del ser humano en la Tierra. Para ello se apoya en el infierno de Dante, una de las partes de "La Divina Comedia"».
Según declaró hace unos días el propio Dan Brown, que intenta evitar los inconvenientes derivados de la fama, «el arte imita a la vida y la vida imita al arte. El arte funciona como un reflejo de lo que estamos pensando. La religión funciona de la misma manera. Es un reflejo de las preguntas que siguen reclamándonos respuestas». El misterio y Robert Langdon son sus contestaciones.