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Daniel Bianco: «La Zarzuela, pese a los prejuicios, forma parte de nuestro patrimonio»

Trabaja en el empeño de darle a este género «una impronta distinta, adaptada al tiempo que vivimos»
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Trabaja en el empeño de darle a este género «una impronta distinta, adaptada al tiempo que vivimos»¡.
Daniel Bianco lleva ya dos años al frente del Teatro de la Zarzuela. El tiempo pasa deprisa y desde que este atractivo y elegante argentino, bonaerense para más señas, asumiera su puesto con el entusiasmo que le caracteriza, los meses han corrido a toda velocidad. Bianco los ha aprovechado para dejar la impronta de su personalidad en ese pequeño reducto del adormecido género. Le sobraban condiciones para el puesto después de haber sido director artístico adjunto del Teatro Arriaga y director técnico del María Guerrero, pero asumir un nuevo reto nunca es fácil. A estas alturas, Bianco ya siente el teatro con una mirada de hoy, que era lo que él pretendía. «El de la Zarzuela ya tenía muchas cosas buenas que no había que tocar. Yo solo intento darle una impronta distinta para que podamos adaptarnos al tiempo que vivimos».
Desde su llegada, han sido muchas las producciones que han contado con éxito de público y crítica y llamado la atención, pero supongo que debe sentirse especialmente orgulloso de su sonado debut. «Estoy muy contento de esa producción, sí, “Las golondrinas de Usandizaga’’, pero quizá también por una cuestión emocional, porque era la primera. Para mí todas las zarzuelas y todos los trabajos que hago en cada momento son lo más importante».
Adeptos en el extranjero
Siempre que voy a la Zarzuela veo el teatro lleno. Y me pregunto si es que el género cuenta con un público fiel en Madrid. «Creo que en el mundo entero tiene muchos adeptos y se nota también en el extranjero. No es casualidad que vayamos a hacer coproducciones, por ejemplo, con la Ópera de Lausanne, además de que hemos trabajado en zarzuela en París y en Viena, así que aseguro que hay mucho público. Lo que pasa es que la zarzuela tiene la losa del prejuicio, pero, realmente, forma parte de nuestro patrimonio cultural, como nuestra pintura, nuestra música y nuestros autores. Es un género que se identificó con una época determinada y por eso ahora hay que mostrarla desde otro punto de vista. Una cosa buena es que tiene una vinculación muy directa con lo popular».
Habla Bianco de los prejuicios con respecto a la zarzuela y me pregunto si él siempre habrá estado libre de ellos. «Pues no del todo, pues me he dedicado mucho más a la ópera que a la zarzuela. Por mi familia siempre he tenido una vinculación con la zarzuela, pero estos últimos dos años es cuando más me he relacionado con ella. De todos modos, son prejuicios curiosos porque cuando hacemos una e invitamos a otro tipo de público que no es el acostumbrado, siempre sale encantado; y cuando hacemos una experiencia como el Proyecto Zarza, ideado para jóvenes, el comentario de todos es que no sabían que eso que les ofrecemos era una zarzuela».
No son demasiadas las personalidades que confiesan su amor por este género, o al menos a mí no me consta. Por eso, que de pronto el ministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo, se reconozca como un amante de la zarzuela debe resultar muy satisfactorio. «El ministro es fan y viene a todas, pero creo que hay mucha más gente que no lo dice. Y luego, cuando invito a cantidad de directores de teatro que quizá no se habían acercado nunca al mundo de la lírica, ni a este teatro, nadie dice que no, al revés, todo el mundo como que abre una puerta nueva. Las buenas partituras de música han servido para mantener vivo este género y la gente ha sido fiel, pero ahora es el momento de divulgar esas obras, estos artistas y esta buena música. Esto es lo que me motiva en el cargo. Lo que pasa es que hay que hacerlo con un cambio necesario y con arreglo a lo actual. Nosotros no sentimos y pensamos igual que cuando se escribía la zarzuela, vivimos de otra manera. Por eso conviene mirar nuestro género lírico con los ojos de hoy, y si lo hacemos respetuosamente seguirá teniendo éxito».
Supongo que no será fácil decidir la mirada de la que habla Bianco y elegir las zarzuelas del programa que puedan arrastrar al público potencial y convencer al de siempre. «Bueno, no puedo hacer todas las que me gustaría. A veces no hay un cantante adecuado en ese momento para poder cantarlas. Las zarzuelas son bastante más complejas de lo que todo el mundo piensa, pero intento hacer un repertorio para recuperar nuevas partituras porque hay miles y miles que no se hacen. Paco Azorín estrenará en enero aquí una partitu-
ra,“Maruxa en México”, del maestro Vives, que hace quizá cuarenta años que no se representa. Es el momento de recuperar obras clásicas de la zarzuela, pero también de idearlas de otra manera. Yo intento hacer un teatro plural porque este es público y no estoy aquí para hacer lo que a mí me gusta, sino que tengo que conectarme con la sociedad. Por eso hacemos una opereta como ‘‘El cantor de México’’, una comedia musical como ‘‘¡24h mintiendo”, un dramón como “Maruxa”, un clásico de todas las épocas como “Tabernera del puerto”, un estreno mundial del maestro Tomás Marco...».
Hay tantos decorados y participantes en cada una de estas zarzuelas que pienso que los costes de producción deben ser enormes. «Son los justos y necesarios. Tengo un presupuesto anual y lo distribuyo de la mejor manera posible, pero creo que eso la gente ni se lo plantea cuando va a la ópera. En todo caso, al accesorio hay que darle el sitio que tiene, pero no hay que olvidar que no es oro todo lo que reluce».
El pulso de la ciudad
Está claro. Y a veces no es oro, sino plástico fino, porque en la zarzuela de ahora cabe todo. Incluido el pop, por ejemplo. «Es que pienso que tiene cabida todo, por eso pronto contará con una voz tan importante como la de Marta Sánchez y estará Arcáncel, y ya estuvieron Martirio y Ainhoa Arteta y estará Javier Camarena, que es el tenor número uno de este momento. De eso se trata: de formalizarla y hacerla como es hoy en día el teatro, la literatura... y hasta las redes sociales. La zarzuela no puede estar ajena a nada. Y menos este teatro, que tiene 161 años y que solo ha estado cerrado tres meses, donde se le ha hecho un homenaje a Lorca tras su muerte en la Guerra Civil, por donde han pasado Unamuno, María Callas, Montserrat Caballé... Siempre ha vivido el pulso de la ciudad. Y de eso se trata. Si nos encerramos en hacer un tipo de zarzuela solo para un grupo de gente eso tendrá fecha de caducidad».