Diseño digital para resucitar la pincelada impresionista
Madrid- Sorolla se dedicó al óleo sobre lienzo. Desde el pasado mes de diciembre, cuando le ofrecieron el proyecto, el diseñador Nicolas Vaudelet se ha entregado a la acuarela sobre papel. Ése es el efecto que consigue en los diseños más vanguardistas de los que se verán en el Matadero. Minucioso trabajo para que esas manchas de color impresionistas se percibieran en cada uno de los trajes regionales. «En cada cuadro ninguna falda es igual a otra, y yo he querido lograr ese matiz en cada vestido, en cada fajín». Y es que coser para la pasarela tiene lo suyo, pero hacer moda para ser bailada requiere un cambio de registro. «Imagínate plasmar a los nazarenos. No podía elaborar una túnica para una estación de penitencia, pero sí mantener la estructura para que no pareciera un disfraz. He jugado mucho con los volúmenes, con elásticos... Esto es aplicable también a los trajes de luces. Para que los bailarines levantaran la pierna, tuve que crear piezas únicas de lycra e incluir placas de plástico en el interior para conseguir el volumen de la torera». Si en los diseños más conceptuales echa mano de la impresión digital y de la ingeniería en los cortes, en los más clásicos se busca fidelización con el origen. ¿El método? Un estudio exhaustivo de las fotos de Ortiz Echagüe para conocer la iconografía de la región y horas de rastreo en los fondos del Ballet Nacional. «No vale un traje de fallera de 2013. La moda también ha evolucionado en este sentido y yo quería reflejar a la mujer valenciana de principios de siglo con sus matices de colores, tejidos y siluetas», explica un exquisito Vaudelet, que mima cada mantón, cada dobladillo. Rebordado, decolorado y costumización son las tres reglas para lograr un «total look» –como llaman las blogueras a los estilismos de antes– del folclore patrio.