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Dos años y medio para el exdirectivo de la SGAE que gastó 40.000 € en prostíbulos

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El exdirector de Relaciones Corporativas de la SGAE Pedro Farré López ha sido condenado a dos años y medio de cárcel por cargar en su tarjeta corporativa gastos en locales de alterne entre 2008 y 2009, que ascendieron a 40.000 euros.
El exdirector de Relaciones Corporativas de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) Pedro Farré López ha sido condenado a dos años y medio de cárcel por cargar en su tarjeta corporativa gastos en locales de alterne en horas nocturnas entre 2008 y 2009, que ascendieron a 40.000 euros.
Además de a Farré, el juez central de lo penal de la Audiencia Nacional, José María Vázquez Honrubia, condena también a un año de prisión al ex director financiero de la SGAE Ricardo Azcoaga Quincoces, por un delito de encubrimiento en relación a esos gastos, e impone a ambos acusados el pago conjunto y solidario de una indemnización a la sociedad de autores de 37.062 euros por daños.
En su sentencia, el juez relata que Farré entró a formar parte del consejo de dirección de la SGAE "dada su estrecha relación"con el expresidente de esta entidad, el también imputado por presuntas irregularidades en la gestión de la sociedad de autores Eduardo Bautista.
"En atención a ello -prosigue la resolución-, se le confió la disponibilidad, para gastos relacionados con el cumplimiento de sus funciones", una tarjeta Visa Corporate Oro, que se cargaban en una cuenta de titularidad de la SGAE.
Sin embargo, "apartándose de modo manifiesto de la finalidad para la que se le confió la tarjeta y para procurarse un beneficio ilícito a costa de los fondos de la entidad de gestión, realizó gastos estrictamente particulares en locales de alterne", entre noviembre de 2008 y mayo de 2009, que ascendieron a 39.552 euros.
Además de cargar los gastos que hacía en esos locales, el juez considera también probado que Farré obtenía dinero en efectivo, "a modo de cajero automático", pasando la tarjeta por un terminal público de venta de la empresa Gestión Financiera Armino, ubicada en un hotel en el que el acusado solía alternar y que además le cargaba "un incremento del 10 % sobre la cantidad que le entregaba".
Dado que las denominaciones sociales de la entidades beneficiarias de esos pagos "no eran sugerente del tipo de servicio prestado", el acusado "con el fin de enmascarar ante la SGAE la verdadera naturaleza de las prestaciones recibidas", presentó al departamento de contabilidad diez recibos "totalmente inveraces"como emitidos por Gestión Financiera Armino en concepto de servicio de cátering.
El departamento de contabilidad informó al también acusado Ricardo Azcoaga de la justificación dudosa de esos gastos y éste respondió que los trasladaran a la cuenta de "gastos sin justificar", "pero omitió cualquier actuación, ya directamente con el afectado, ya a través de los principales directivos de entidad".
Además, "tampoco consta que revelase la realidad de las cantidades cargadas a la SGAE"por Farré cuando éste abandonó su cargo "cuatro días después del último gasto", pese a que se trató de un despido por el que se le abonó una liquidación de 62.974 euros, de los que 53.000 fueron en concepto de indemnización.
Farré fue descubierto a raíz de las informaciones que facilitó un confidente a la Guardia Civil alertando de que éste podría haber hecho un uso fraudulento de su tarjeta corporativa, hecho por el que la defensa del exdirectivo pidió que se invalidara el procedimiento alegando que se trataba de una conspiración contra su cliente.
A este respecto, el juez responde que el letrado, Jacobo Teijelo, "pretende construir todo un sistema de contaminación en cadena sobre una pura especulación o teoría no probada en absoluto"y recuerda que esa "notitia criminis"llegó a los investigadores cuando la SGAE ya estaba siendo investigada por otros delitos.
Además, la prueba practicada "permite reconstruir sin duda de ningún género, una secuencia prolongada en el tiempo de la que resulta que Pedro Farré acudía en solitario a las tan repetidas casas de lenocinio, satisfaciendo los gastos que en ella producía, de manera desmesurada, con cargo a la tarjeta"de la SGAE, que sólo podía usar para gastos ocasionados por su actividad profesional "y nunca para pagar gastos personales".