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El doctor Fabiani; supongo

El médico y escritor llega con “Vengo de urgencias” (Random House), un libro lleno de verdades sobre la medicina, las guardias y la consulta diaria.
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En “Vengo de urgencias” Fabiani relata, a través de Teodoro Jarcia, su alter ego, una serie de vivencias basadas en el humor. Foto: Ruben Mondelo
Fernando Fabiani trabajó en urgencias hospitalarias y desde hace 25 años ejerce en un centro de salud de su tierra, Sevilla. Pero la medicina no es lo único que ocupa su tiempo, también es director artístico de la compañía Síndrome Clown y experto en “coaching”, le apasiona la docencia y la comunicación a través del poder del humor como principal herramienta. En “Vengo de urgencias” Fabiani relata, a través de Teodoro Jarcia, su alter ego, una serie de vivencias basadas en el humor, las cuales algunas parecen de película, para hacer ver que no siempre estamos enfermos, que tenemos que aprovechar estar sanos para dar una oportunidad de más atención a los que realmente la necesitan.
-¿Es verdad que fue alguien a urgencias por un tirón de pelos?
Sí, fue en urgencias de un gran hospital de primer nivel. Acudió por eso, sorprendente, lo que explica que hay veces que las usamos de manera inadecuada. Esa es una de las reflexiones que hago en el libro y en este caso la solución fue sencilla: un diagnóstico de tirón de pelos y un tratamiento de revisión por el peluquero de zona.
-¿Todas las experiencias que aparecen en el libro son ciertas?
-Todas, el 90% me han ocurrido a mi y el resto a gente que trabaja conmigo. Pero en el libro están puestas en boca de mi alter ego que lo cuenta con más gracia y más acidez.
-¿Cree que en España se potencia la sanidad privada en detrimento de la pública?
-Al final es una cuestión de mercado, creo que las dos sanidades son absolutamente compatibles, se puede elegir, pero el que exista una sanidad privada no es motivo para que no tengamos una excelente sanidad pública. Tenemos que seguir apostando por que la sanidad pública esté cada vez mejor.
-La sanidad pública española, ¿en qué lugar se encuentra?
-De estar entre las 8 primeras de Europa hemos bajado al puesto 16. Tenemos que seguir apostando por ella, porque significa hacerlo por la atención primaria y cuando el sistema de salud se basa en una fuerte atención primaria, hace un sistema más equitativo, más eficaz, más eficiente y más económico. Tras una época de crisis, lo lógico es que nuestros gobernantes den una oportunidad a la atención primaria, que hacen las mismas cosas y más baratas.
-¿Vivimos en un país hipocondríaco?
-Vivimos en un país muy preocupado por la salud, no se si hipocondríaco o no. Me preocupa especialmente porque la gente que está sana se siente enferma y a esto le tenemos que prestar atención. Muchas veces la gente se siente enferma porque les estamos convenciendo de eso, por intereses como los de la industria alimentaria o la farmacéutica. Son intereses que te hacen sentir enfermo para vender, estamos en una cultura del miedo: la salud vende y el miedo a estar enfermo vende.
-¿Qué enfermedades se tratan más en urgencias?
-Hay dos grupos muy frecuentes. Por un lado, la fiebre en los niños. Son los que más acuden a urgencias, aunque sean sus padres los que les llevan, y nos dan un pánico terrible. Tanto es así que algunos se adelantan al síntoma, llevan al niño porque “me parece que le va a dar fiebre”. Hay que estar muy tranquilo, si el niño tiene un buen estado general, si se encuentra bien, juega y come, el niño no está grave. Tranquilidad con la fiebre. Y el segundo gran grupo de acudir a urgencias son los accidentes, somos muy torpes.
-¿Ha pensado en dejar su libro en las salas de espera?
-Lo he pensado, no en las salas de urgencias pero sí en mi consulta. El libro pretende que el que se lo lea, paciente y sanitario, se sienta identificado por alguna circunstancia, le provoque una sonrisa y entre todos intentemos hacer las cosas mejor.
-¿Qué me dice sobre los acompañantes de los pacientes?
-No hay mejor muestra de amistad que te acompañen a una urgencia hospitalaria, ese es el peor sitio del mundo para estar. Si alguien se ofrece, buena señal, es un amigo para siempre. Pero ellos también tienen sus peculiaridades, algunos están obsesionados con la burbuja del suero, esto es muy película de Hitchcock, pero nadie va a morir por eso, tranquilidad, el acompañante puede dormir. Hay que ser conscientes de que es complicado, el que vaya tiene que estar preparado para ir. Yo he visto acompañantes que han acabado ellos siendo el paciente.
-Las guardias, ¿en qué se parecen a las series de televisión como “Anatomía de Grey”?
-Normalmente todas las profesiones que se ven en una serie o una película no se parecen mucho a la realidad, las cosas se exageran. Aviso ya a los estudiantes de Medicina de que no se esperen unas noches locas de amor en colchones en el hospital. Esto no es así, en las guardias se duerme poco por otros motivos. Es verdad que el tema médico atrae y las series triunfan, y si está bien hecha y bien asesorada hay veces que puede servir de vía de información.
-Habla sobre el papel de un médico en verano, ¿cómo afrontas el que se acerca?
-Lo afronto con resignación, los médicos no dejamos de ser médicos nunca. Los clásicos de “hay un médico en la sala”, “en el avión” o “en el cine”, en el verano pasa lo mismo. Eres el médico del bloque, el de la sombrilla, del chiringuito o del pueblo, y no dejas de serlo. Hay enfermedades que en la ciudad nos parecen inconcebibles pero que en el medio rural ocurren como que una moscarda proyecte larvas en los ojos. Estoy deseando de ver qué me encuentro este año.
-¿Es internet un enemigo de la medicina actual?
-Se ha acuñado un término que es “cibercondría”, que es la hipocondría pero por buscar en internet. Creo que todos los que pretendemos que los pacientes no busquen su salud en internet tenemos la guerra perdida. Lo que tenemos que hacer es informar a la gente de páginas fiables.
-¿Qué recibimiento espera de su libro?
-Es un libro escrito para pacientes, aunque los sanitarios lo van a disfrutar. Lo que espero es que aprendan, porque está lleno de mensajes de salud, y que lo hagan con una sonrisa. Si la gente quiere pasar un buen rato, divertirse y además sacar conclusiones importantes que le puedan hacer sentirse más sano, yo me doy por satisfecho.
-Es una forma de afrontar la medicina de forma positiva
-Efectivamente.