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El Lorca más sadomaso

La productora de “The Hole” aterriza en la capital con un nuevo espectáculo que pretende rescatar el espíritu de “La casa de Bernarda Alba”
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  • La Razón es un diario español de información general y de tirada nacional fundado en 1998

  • M.Moleón

    Marta Moleón

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Con las ventanas cerradas y las puertas disimuladas, Bernarda clama al cielo que su hija a muerto virgen para que los vecinos no piensen que Adela se ha entregado al placer antes de tiempo. La irracionalidad del convencionalismo y el puritanismo español de principios del siglo XX representado por Lorca poco tiempo antes de su fallecimiento en la obra “La casa de Bernarda Alba” dista bastante de “Tacones Manoli”, la arriesgada reinterpretación por la que la productora Letsgo (culpable de la existencia de “Medias Puri”y “Uñas Chung Lee”, dos de los locales de moda más relevantes de la enfervorecida noche madrileña), apuesta en esta ocasión.
La vega granadina del municipio de Valderrubio se sustituye por la oscuridad y la claustrofobia (en ocasiones extrema) de las salas de uno de los edificios más emblemáticos de Madrid que, según cuenta la leyenda, fue una mazmorra de la Inquisición, una antigua ermita donde se reunían los masones y uno de los canales de comunicación más secretos con el Palacio Real de la capital, situado en la céntrica Calle de la Bolsa.
Luces estroboscópicas, humo de colores, máscaras de gas, atuendos bondage de lo más desconcertantes y un ambiente de tugurio londinense que desprende una innecesaria bizarría erótica se mezclan en esta celebración lorquiana de lo pagano cuya conexión con la obra del poeta no solo resulta difícil de digerir, sino también de encontrar. Lo inmersivo del ambiente recuerda vagamente a la tienda de disfraces “Rainbow Fashions”en la que entra un Tom Cruise demasiado joven y demasiado atractivo como para no formar parte del ambiente onírico y sexual de la noche neoyorquina de finales de los noventa con la que Kubrick desplegaba todo su encanto cinematográfico a través de la película “Eyes Wide Shut”.
En este proyecto, al igual que en la cinta del estadounidense, hay baile de máscaras, secretos opacos, respiraciones entrecortadas, sensualidad velada y misterios insondables, pero también flamenco. Y del bueno. El reconocido coreógrafo Manuel Liñán ha sido el encargado de estructurar los diferentes bailes que forman parte de la puesta en escena con la figura de la cantaora Chelo Pantoja al frente, quien asume la mayor parte del peso interpretativo del final de la actuación en una escena en la que adopta el papel de la propia Bernarda y recrea la muerte de su hija con una surrealista culminación de la ausencia.
Repartidas por las tres plantas que componen el edificio y sus diferentes estancias, las actuaciones se suceden sin ningún tipo de recorrido ni orden determinado, dejando en el potencial espectador la libertad suficiente para disfrutar de la experiencia a su manera. Iñaki Fernández, director creativo de “Tacones Manoli”asegura: “Lo que pretendemos con este espectáculo es que la gente se acerque más al flamenco y despertar las ganas de volver a leer la obra de Lorca”. La llamada queda dicha. Lo que no termina de quedar del todo claro es si Pepe el Romano se hubiera decantado en la actualidad por la excentricidad de la cofia y el látigo para conquistar el corazón de Adela.