El Palau de les Arts al año del registro
Va a cumplirse un año de una escena casi operística: el registro del teatro con decenas de furgones e incluso helicópteros. Parecía que allí se había cometido un delito de terrorismo, sin embargo, el tiempo está poniendo las cosas en su sitio con una rebaja sustancial en las calificaciones.
Todo empezó realmente en junio de 2014 con una serie de artículos en prensa local que atacaron insistentemente al Palau de les Arts y a su intendente. La motivación era presumiblemente política contra el PP y no importó que pagasen justos por pecadores. La entonces consejera de Cultura, María José Catalá, enfrentada siempre a una Schmidt que nunca se doblegó a sus deseos, tuvo presuntamente un papel clave en el tema y hay quienes sostienen que la filtración del denominado «Informe Diógenes» –todo un panfleto– fue una forma de desviar la atención de otro asunto más serio ajeno al teatro. Así aparecieron titulares como «La conexión entre el Palau de Les Arts y la financiación ilegal del PP»; «Saqueo en la ópera de Valencia: la gerente cobró 508.000 € en comisiones»; «Arts tras 12 horas de registros por el cobro de comisiones ilegales» y, en fin, se llegó a publicar el titular «Doña Helga S. A.». Posiblemente, la prensa alentó decisiones judiciales precipitadas, que se materializaron en aquella desproporcionada actuación, durante la cual casi acaba durmiendo en una celda la entonces intendente, a quien levantaron de la cama de su hotel donde se recuperaba de una grave lesión pulmonar.
En toda la prensa internacional apareció la noticia de la detención de Helga Schmidt, cuando en realidad fue simplemente retenida. Su prestigio, ganado a pulso tras muchos años de carrera se vino abajo. Se le requisó el pasaporte, se le obligó a firmar en comisaría cada dos semanas y apenas pudo proseguir su tratamiento de quimioterapia. Ha pasado casi un año, el juez inicial solicitó la baja y han venido otros dos después, se han empezado a abrir las cajas de documentación incautada y parece claro que la intendente no tenía sociedad alguna y nadie ha podido encontrar que ella cobrase comisiones indebidas.
Sin embargo sigue imputada –ahora se dice investigada– porque la Justicia en nuestro país es lenta y la Justicia lenta, no es Justicia. Otro juicio sí tendrá lugar: el que corresponde a la querella criminal que ella presentó por lesiones a su honor y reputación contra el periodista y el diario que insistentemente publicó informaciones, que bien podían interpretarse como acusaciones directas. El día 21 habrá de declarar el medio de comunicación ante el juez. Curiosamente, su director ha sido cesado este mismo mes.
Bien podría ser que el medio en cuestión se viese obligado a indemnizar a Helga Schmidt, pero: ¿realmente hay dinero que pague el daño personal causado en su prestigio internacional?