«El periodismo en España es puro cine neorrealista»
El periodista y escritor David Felipe Arranz publica «Las cien mejores películas sobre periodismo» (Cacitel), obra que analiza los filmes más atinados a la hora de recrear una profesión «romántica, envidiada y maltratada».
El periodista y escritor David Felipe Arranz publica «Las cien mejores películas sobre periodismo» (Cacitel), obra que analiza los filmes más atinados a la hora de recrear una profesión «romántica, envidiada y maltratada».
Cine, periodismo y literatura. Tres artes cuyo diálogo en común tiene a pocos mediadores de la talla de David Felipe Arranz. Periodista, escritor, profesor asociado de Comunicación y Documentación de la Universidad Carlos III de Madrid y cinéfilo omnipresente, pone –nos pone– a los servidores del «cuarto poder» frente a nuestro espejo cinematográfico en «Las cien mejores películas sobre periodismo» (Cacitel). ¿Estamos más cerca del despreciable Kirk Dou-glas de «El gran carnaval» (1951) o de los insobornables reporteros de «Spotlight» (2015)?
–Un incendio amenaza con reducir a cenizas todas las películas sobre periodismo y usted solo puede salvar tres...
–Probablemente mi favorita es «Todos los hombres del presidente» (1976), paradigma del cine ayudando al periodismo. Robert Redford compró el proyecto por 450.000 dólares, cuando Bernstein y Woodward escribían el libro. Mientras, el director, Alan J. Pakula, y el guionista, William Goldman, les ayudaban en las investigaciones. Todo el equipo se implicó en la redacción final no solo del guión, sino también en la investigación.
–Le quedan dos.
–«Network» (1976) y «El dilema» (1999). La primera parte de un trabajo excepcional del dramaturgo y periodista Paddy Chayefsky, capaz de prever que una presentadora de los informativos de Florida, Christine Chubbuck, se iba a suicidar en directo. El ritmo de vida de los informativos puede llevar a la locura absoluta debido a la competitividad por introducir contenidos «telebasura». En cuanto a «El dilema», plantea el pulso de las grandes corporaciones tabacaleras a las empresas periodísticas, llegando a comprar parte de sus acciones para influir en su trabajo.
–El cine nos ha enseñado que el periodista es...
–Un ser romántico, envidiado y maltratado por el sistema. Todas las películas, muchas basadas en hechos reales, nos muestran que el periodista es un heterodoxo y un incomprendido, pero también que el periodismo es un elemento necesario de regulación democrática contra los excesos del poder. El cine ha querido documentar fidedignamente esa odisea y persecución, que ha conducido muchas veces al asesinato de profesionales. El periodismo es una profesión tan envidiada como perseguida.
–¿De qué género cinematográfico sería una película sobre el periodismo en España?
–Puro neorrealismo y celuloide de supervivencia, de trinchera doméstica. En el sentido de que el oficio se ve devaluado por parte de algunas personas que han llegado y que desconocen las rutinas del periodismo.
–¿Qué filme sobre periodismo sería necesario?
–Una sobre el 23-F desde el punto de vista informativo, sobre los periodistas que se encontraban dentro del hemiciclo. Los padres del periodismo «transicional» estuvieron a la altura de los acontecimientos. Daría para un excelente guión de cine.
–¿Hay más héroes o más villanos en el periodismo real?
–En las generaciones pasadas existieron periodistas que mantenían una sospechosa connivencia con los poderes políticos y empresariales. Pero las generaciones más jóvenes no comulgan con la genuflexión permanente. Hay medios independientes que viven de las visitas de sus lectores y anunciantes «on-line».
–¿Quién sería su héroe?
–Un periodista que me enseñó a no dar mi brazo a torcer con respecto a los poderosos y que fue despedido consecutivamente de un montón de proyectos apasionantes que fue montando. Es Julián Lago, al que una vez llamó la Casa Real para que levantara una información inconveniente. Afortunadamente, fui testigo de esa heroicidad melancólica.
–¿Y su villano?
–Podría ser Umberto Bassi. En 1971 era director del «Corriere Mercantile». Serializó un caso de violación para incrementar las ventas del diario, recreándose en lo más escabroso. Y el público italiano enloqueció. Es algo que vemos en televisión: periodistas aprovechándose de la gente humilde.
–¿A qué periodista de ficción no querría parecerse jamás?
–Hay una película muy reciente que me impactó: «Nightcrawler» (2014), con Jake Gyllenhaal. Muy documentada en lo que respecta a la mala praxis. Se basa en la historia de RMG News, una agencia de Los Ángeles que tiene «pirateada» la emisora de la Policía. Acuden al lugar donde se ha producido una tragedia y distribuyen imágenes a las grandes cadenas. El protagonista es un depredador, ¿pero, y el sistema? ¿Y las cadenas que compran los contenidos? ¿Y los espectadores que ven ese canal?