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El baile nocturno de "Las Meninas"

El afamado pianista chino Lang Lang protagoniza un recital privado en el Museo del Prado con motivo de su Bicentenario.
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  • M.Moleón

    Marta Moleón

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El afamado pianista chino Lang Lang protagoniza un recital privado en el Museo del Prado con motivo de su Bicentenario.
Cuando las paredes del Museo del Prado empiezan a cerrar los ojos en mitad del silencio de la noche, las notas cadenciosas de un piano curioso interrumpen de forma inesperada la duermevela. Las manos de uno de los pianistas clásicos más reconocidos y aclamados del mundo, virtuoso sin réplica de las teclas y propietario único de unos logros musicales que le han servido para, entre otras cosas, convertirse en una de las 100 personas más influyentes del mundo según la revista TIME, se mueven poseídas por la belleza de “Las Meninas”, embebidas de una ritualidad musical excepcional mientras los presentes (servidora incluida) asisten encogidos al recital privado que tiene lugar en la sala 12 de la pinacoteca madrileña. El pianista chino Lang Lang, con motivo de la celebración del Bicentenario del Prado, ha tenido la delicadeza de honrar la memoria de su historia y el recuerdo de Velázquez entre retratos de Felipe IV, Margarita de Austria y recreaciones ecuestres del poder sublimado de la monarquía a través una de las herramientas más eficaces y universales que existen; la música.
La interpretación ha constado de tres piezas suficientemente hermosas y etéreas como para llenar el espacio de una energía luminosa y atemporal. Por un lado “Para Elisa” de Beethoven, una archiconocida y melosa bagatela del movimiento romántico cuya denominación literal alude a una composición instrumental corta y sin pretensiones. Por otro, “El Vals de Amélie” de Tiersen, una de las canciones que arma el esqueleto musical de la banda sonora de la comedia romántica de Jean-Pierre Jeunet y pone sonido a los estados anímicos de la francesita de pelo corto del Café de Los Dos Molinos que ansía impaciente que la vida la descubra. A modo de despedida, Lang Lang acariciaba las teclas haciendo sonar la amalgama primaveral de Chopin "Gota de lluvia"con reminiscencias del folclore popular chino que arrancaba los aplausos de los asistentes. Casi cuarenta minutos de deleite y placer que entroncan de forma directa con el estreno, después de tres años en elegante silencio, de su nuevo disco “Piano Book”, en el que además de estos dos temas, podrán encontrarse muchos otros que remiten a las primeras piezas que le inspiraron para empezar a tocar el piano, clásicos por derecho propio y culpables directos de las referencias con las que multitud de generaciones de pianistas han crecido a lo largo de estos últimos años.
“Es un verdadero placer para mí visitar por tercera vez este lugar. Es la primera, sin embargo, que toco ante la mirada atenta de estos cuadros. He vuelto a sentir una reconexión con el cielo de Madrid. Estas canciones hablan de esa pasión con la que soy capaz de observarlo, del espíritu, del alma”, ha afirmado el artista al término de la actuación. Grabado en los estudios Abbey Road de Londres y en Pekín, este trabajo recoge los frutos de una carrera asombrosa y constituye un testimonio vivo del poder inquebrantable del sonido que esta noche ha conseguido quedarse vagando por las instancias del Museo del Prado y que todo apunta, se quedará guardado de manera indefinida en el gesto desabrido de las infantas de Velázquez.

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