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El Teatro Real y el Teatro de la Zarzuela se fusionan: Una programación y dos escenarios distintos

El acuerdo ya está tomado. Los dos coliseos líricos se fusionarán en una Fundación, con lo que sumarán presupuestos y la posibilidad de llegar a mayor número de espectadores.
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El acuerdo ya está tomado. Los dos coliseos líricos se fusionarán en una Fundación, con lo que sumarán presupuestos y la posibilidad de llegar a mayor número de espectadores.
El Teatro Real y el Teatro de la Zarzuela, dos de las instituciones líricas por excelencia del mundo cultural español y focos de referencia, han decidido unir sus fuerzas. El acuerdo que implica a las dos entidades se ha alcanzado ya, según se ha confirmado a este diario, y actualmente se prepara un Real Decreto que tendrá que ser aprobado por el Consejo de Ministros. La idea de la fusión viene de lejos y se remonta a los años 1995-1996, poco antes de que se reabriera el Real y se creó la Fundación Teatro Lírico. En aquel momento se hizo con el objetivo de que la Zarzuela también pudiera estar presente. El tema se olvidó y la idea se abandonó. Nadie volvió a hablar de ello. Hasta ahora.
Desde la época en que Juan Cambreleng fue intendente del coliseo de la Plaza de Isabel II (año 1997, una llegada precipitada tras la dimisión de Stepane Lissner de la dirección artística) ha pasado mucho tiempo. Los primeros fueron movidos, amargos, a veces. Hoy su situación es bien distinta y cada uno de los que ha precedido a su actual director artístico, Joan Matabosch, ha aportado su sabiduría y buen hacer para llevar la nave a buen puerto. Se coproducen títulos de altísima calidad; existe un reconocimiento internacional por parte de otros teatros de ópera; el coro es una de las instituciones más valoradas y demandadas fuera de nuestras fronteras. “Trabajamos en un proyecto de altísimo nivel”, aseguran desde el Real. Lo que sucede es que la realidad en ocasiones, las más de las veces, hace que nos demos de bruces con un primer coliseo que tiene un presupuesto de 55,5 millones de euros (de los cuales solamente un 25,4% proviene de subvenciones públicas). La operación de unir Real y Zarzuela, además de ambiciosa, aúna dos escenarios contemporáneos, además de conseguir dos escenario para reforzar la programación y, lo que puede ser capital, un presupuesto global que se acercaría a los 100 millones de euros (si a los 55,5 antes citados se añaden los 35 del centro que dirige Daniel Bianco) y que saldría reforzado por la fusión. Es decir, que bajo el paraguas de la futura Fundación, cuyo nombre sería Teatro Nacional de la Ópera y la Zarzuela, se integrará a ambos centros. Una Fundación que será quien convoque las diferentes actividades, la que contrate al personal y, llegado el caso, quien tome la decisión de los despidos. Las conversaciones con los sindicatos están todavía pendientes de producirse, lo que ha motivado que desde Comisiones Obreras del Ministerio de Educación Cultura y Deporte se hable de una “privatización” de la Zarzuela “mediante su absorción por el Teatro Real” y de un “desmantelamiento de la cultura”. No obstante, y para calmar los ánimos, desde el Ministerio de Cultura se aseguraba ayer que “estamos analizando el proyecto. Los derechos de los trabajadores no van a verse afectados”.
Las conversaciones con los distintos actores implicados en la operación se están manteniendo desde hace semanas. Así, la propia directora general del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música (Inaem), Montserrat Iglesias, informó días atrás a los representantes de todas las unidades de producción del instituto (la Compañía Nacional de Danza y el Ballet Nacional tiene su sede en la Zarzuela) para explicarles la intención de materializar el proyecto.
La pregunta está en la mente de todos: ¿cuál va a ser el papel de Daniel Bianco, director del teatro de la calle Jovellanos? Según ha podido saber este diario “su reacción ha sido hasta el momento buena. Él tiene un contrato y ese contrato se va a cumplir. Ya hablaremos del futuro. Él seguirá estando al frente del teatro”.
La reunión con el secretario de Estado de Cultura, Fernando Benzo, se celebrará el lunes a las 10:45. Hasta el momento, asegura, nadie ha hablado con él «y me gustaría saber dónde estoy y qué va a pasar conmigo. Mi deseo, el que siempre he manifestado, esté yo o no esté al frente de la Zarzuela, es trabajar por el patrimonio lírico español y no me gustaría que un teatro que es único en el mundo se perdiera. Solo deseo que las cosas se hagan bien precisamente por el bien de los trabajadores de este teatro, que son 170 personas que me merecen todo el respeto», declaró a LA RAZÓN. El contrato de Bianco finaliza el 1 de noviembre de 2020, aunque cabe la posibilidad de renovarlo por tres años más. “Por ahora no sé nada. Cuando el lunes salga del despacho del secretario de Estado ya podré contar alguna cosa más”, comenta tras asistir al ensayo del concierto que mañana protagonizará la mezzosoprano letona Elina Garanca y para el que no hay billetes desde hace meses.
Bianco dependerá a la hora de tomar decisiones de Joan Matabosch, director artístico del Real, y éste, a su vez, del director general, Ignacio Belenguer, que rendirá cuentas ante la Comisión Ejecutiva.¿Se puede plantear una lucha de poder? Desde el Real aseguran “que la clave es que no existan y que no haya dos fuerzas en colisión, sino una sola autoridad y, por tanto, una única jerarquía. Los escenario serán intercambiables; es decir, que se podrá representar una ópera sobre el escenario de la Zarzuela y una zarzuela en el Real”. E insisten en que “lo último que se desea desde este teatro es que haya un menoscabo de la Zarzuela, todo lo contrario. Lo que queremos es ampliar su público y que se pueda beneficiar de los altavoces que posee el Real. Por ejemplo, que cuando una ópera se puede seguir a través de las redes se llegan a contabilizar hasta 22 millones de entradas. Pues que con la zarzuela ocurra lo mismo”, añade.
Ante la cuestión de si este año la institución que dirige Bianco presenta su programación la respuesta es afirmativa, pues el gran cambio se producirá para la siguiente, la 2019-20020. Lo que se pretende con esta operación es “relanzar internacionalmente la zarzuela, como un género en auge y darle todos los altavoces de que dispongamos. Que se pueda retransmitir en cines de todo el mundo, lo mismo que hoy se hace con la ópera. Darle al género ese impulso que le hace falta”.
Asimismo, entre los acontecimientos más destacados en 2018, el Teatro Real se convertirá en el centro mundial de la ópera con la celebración, entre el 12 y el 15 de abril, de la primera reunión internacional del World Opera Forum, que convocará a 150 teatros de ópera de todo el mundo, de las tres grandes asociaciones mundiales de ópera: Ópera Ámérica, Ópera Latinoamérica y Ópera Europa, y a profesionales e instituciones de los cinco continentes para para trazar el devenir de la ópera en el siglo XXI.