Cine

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Es un pájaro, un avión, no... es una mina de oro

El lema de «Superman» nos sirve para introducir el fenómeno del cine de superhéroes que ha prendido de forma espectacular entre los espectadores. La taquilla lo prueba. Negocio seguro

Es un pájaro, un avión, no... es una mina de oro
Es un pájaro, un avión, no... es una mina de orolarazon

Si a cualquier cinéfilo del siglo pasado le hubieran asegurado que cinco de las diez películas más taquilleras de la historia pertenecerían a ese subgénero llamado de los superhéroes, probablemente le echarían en cara una dipsomanía incipiente o le acusarían de enajenación transitoria. El cine es un mundo donde los sueños se hacen realidad. Todo es posible, sí, aunque la fórmula mágica para enganchar al espectador, ese jarabe de la coca cola de turno que atrae a la gente a las salas, es aún hoy un arcano. En un tiempo saturado por las series, anegado por las ficciones en capítulos para la televisión, en un universo de plataformas domésticas, del cine en casa, el cómic, sus héroes y malvados, se han convertido en el secreto del éxito para la industria de la gran pantalla como a mediados del siglo pasado lo fueron para sellos editoriales. Marvel y DC, los gigantes por antonomasia –pero no solo, claro–, aquellos que acumulan la nómina más extensa, popular y fascinante de esas personas aparentemente normales con habilidades sobrehumanas, son el motor de un fenómeno cinematográfico de masas. El reclamo es el que siempre acompañó a los relatos de los mitos con poderes especiales. La eterna lucha entre el bien y el mal, el drama, la acción, el humor, el sacrificio, la tragedia, esos trajes abrumadores y excesivos, escenarios desconocidos en otros mundos pero también en éste, las naves, las aventuras excepcionales en un tiempo cualquiera, espectáculo, en suma, son los ingredientes de un cóctel deliciosamente digerible y apetecible para todos los gustos y edades. Un cine, además, profesional y en muchas ocasiones excepcionalmente realizado al servicio del entretenimiento familiar. Y como la cosa va por gustos, se puede elegir entre héroe o villano, en equipo o en solitario, hasta fanatizarse en el buen sentido, que así han funcionado y funcionan las sagas y sus seguidores. Vengadores, Superman, Batman, X-Men, Thor, Spiderman y tantas decenas más. Me quedo con el Dios del Trueno, el hijo de Odín. Por aquello de la mitología nórdica, los vikingos, el Valhalla... Ustedes prueben y elijan. Nunca es tarde.