Goerne, en trance

La enfermedad privó a Matthias Goerne de presentarse por decimotercera vez en el ciclo de Lied de la Zarzuela en la fecha prevista. Tuvimos ocasión de escucharle recientemente con la OCNE, si bien poco, porque la voz queda muy apagada por la orquesta. A ello se añadió la falta de concentración del artista, con lo que de alguna forma supuso una actuación desilusionante.

Afortunadamente todo lo contrario ha resultado su nueva presencia en el XIX Ciclo de Lied, recuperando fecha, con un programa exigente y muy bien pensado. Textos mayoritariamente de aflicción, de amores perdidos, de soldados y de muertes, compuestos por Schumann y Mahler y acertadamente seleccionados y agrupados como para formar un todo coherente –casi un ciclo diseñado por Goerne– que pudiese ser interpretado durante hora y media sin pausa alguna, ni siquiera para beber agua. Con ello se logró una continuidad muchas veces ausente en estos recitales, y el barítono llegó a entrar en trance en las canciones finales, auténticamente llenas de emotividad: «Der Soldat» y «Die beide Grenadiere» de Schumann y «Revelge» y «Der Tamboursg'sell» de Mahler.

Ya antes nos había conmovido en otras muchas, como el «Urlicht» o el «Ich bin der Welt abhanden gekommen» del último compositor citado. Cuando se canta, o mejor interpreta, con tal intensidad expresiva y el oyente cierra sus ojos, hasta se olvidan los engolamientos. Un gran triunfo que afortunadamente no fue acompañado de propinas innecesarias.