Gracia Dávila: “Para mí escribir es como llorar, te desahogas y sale todo del tirón”
Nostalgia, dolor, rabia, intrigas, pasión... eso es «Quítame los tacones y volveré a ser princesa», una historia donde se disfruta y se sufre a partes iguales que sufre el síndrome de West.
No puede estar más contenta. La periodista Gracia Dávila explora el camino de la literatura con la novela «Quítame los tacones y volveré a ser princesa» (Arcopress). La protagonista es una joven que se siente sola, aunque la verdad es que está rodeada de gente. Cuando descubre que su mejor amigo tiene novia se desata un mar de dudas que hace que Belén se empiece a cuestionar si está enamorada de él.
¿Cuándo descubrió su vocación de escritora?
En un periódico. Además colaboré en una revista bajo el pseudónimo de «Rana Bolena», que es mi forma de preservar el anonimato. Gracias a él podía expresarme como yo quisiera, ya que tenía libertad de ser todo lo desgarradora, lo dura y lo bestia que desease.
¿Cuál es su rutina al escribir?
Caótica, porque tengo dos niños pequeños, de ahí que escriba por la noche. Cuando todo el mundo está metido en la cama, cojo mi ordenador y en el sitio que pille –da igual que sea el pasillo o el suelo– empiezo. Si no me inspiro a lo mejor me dan las seis de la mañana.
Entonces, no sigue una estructura o un plan...
No, aunque ahora con los móviles tengo la suerte de que si se me ocurre una idea por la calle la grabo o la apunto. Hay veces que me sirve y otras que no.
El libro es muy ágil. ¿Ha sufrido, durante el proceso, el bloqueo del escritor?
Sí y, ¿sabe qué me pasa? Para mí escribir es un poco como llorar. Te desahogas y te sale todo del tirón. Los personajes los he ido perfilando un poco según cómo me sentía.
¿Cómo se te ocurre la idea para la historia?
Cuando escribía con el seudónimo de «Rana Bolena» siempre me inventaba historias cortitas de personajes un poco locos, sin mucho sentido. Me gustaba y me entretenía bastante. Y un día pensé en hacerlo en serio para dar forma a un personaje literario pero que pareciese real.
Y lo consigue. De los de esta obra, ¿con cuál se identifica más?
El más odiado y amado es la protagonista, Belén. Me cae realmente mal. Más tarde he llegado a tenerle cariño por lo tierna que es porque en el fondo está hecha un lío, lo único que necesita es un abrazo y un buen consejo. Tiene la suerte de estar rodeada de personas que son muy generosas. En el caso de Javier, uno de sus pretendientes, es mi preferido. Por ejemplo, a la madre la tengo también un poco de tirria.
¿Se ha inspirado en alguien para crear algún personaje en concreto?
En todo el mundo.
Hay algún autor que le haya influido en su trayectoria?
Me quedo con Oscar Wilde. Me transmite mucha fuerza y me fastidia mucho cómo vivió porque fue perseguido por su homosexualidad. Ahora que lo pienso: más que autores, sobre todo me han influido personajes. Por eso me gustan tanto las biografías, me parecen extraordinarias.
¿Por qué decide contar la historia de una chica joven bastante perdida y no otra?
La verdad, tengo otro libro, pero es un texto que a mí me hace mucho daño, no por nada, sino porque es excesivamente real y ahí los personajes sí que están ligados a mi entorno. Para lo bueno y para lo malo me daba vergüenza darlo a conocer. «Quítame los tacones y volveré a ser princesa» me ha ayudado a sacar muchas cosas como las contradicciones que todos tenemos, pero de una forma más suave, aunque se hable de temas muy duros. Hay tres historias de personajes que son tremendas, pero decidí que el tono tenía que ser ligero. Al final de lo que se trata es de entretener, no de hundir en la miseria a la gente.
¿Qué sintió al ver su primera novela en las librerías?
Al terminarla, lo primero que sentí fue una felicidad inmensa. Tuve una suerte increíble al poder publicarla. Pensé: «Es la primera vez que propongo un proyecto literario y la primera vez que me lo publican. Esto no me va a volver a pasar en la vida, aprovecha el momento». Es verdad que sentí muchísimo pudor porque hay tanto de mí que me da muchísima vergüenza que me identifiquen con ella aunque no sea yo. Me imponía un poco que me juzgasen.
¿Habrá una segunda parte?
Estoy en ello. Se publicará el año que viene. Lo importante es que los personajes de esta primera parte que son secundarios van a tener mucha importancia. Va a ser una novela más larga y mucho más desgarradora.
¿Alguna recomendación literaria?
Está claro que «El retrato de Dorian Grey», de Wilde. También me ha encantado «La enfermera de Brunete» de Manuel Maristany, leo muchos relatos cortos porque son muy cómodos. Se pueden leer en cualquier parte–tren, salas de espera, de camino al trabajo– y momento, debido al poco tiempo que requieren. Los clásicos hay que leerlos sí o sí y, sobre todo, los que te gusten, ya que además de disfrutar, te ayudan en tu día a día. No sé si se ha dado cuenta de que cada momento de su vida le pide un libro diferente.