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Mujeres desconocidas

Dhammadinna, la pionera de la filosofía budista hace 2.500 años

Hace dos siglos y medio una joven se ganó la reputación de ser una de las principales maestras del budismo en nadar contra corriente

Pintura Tailandesa en el templo de Wat Pho
Pintura Tailandesa en el templo de Wat PhoDreamstime

En el siglo V a.C., el maestro conocido como Buda caminaba de pueblo en pueblo por el norte de la India. Uno de sus lugares favoritos era Rajagaha, la bulliciosa capital en medio de un enclave montañoso. Vestido con una túnica andrajosa, predicaba un mensaje simple en bosques, templos, mercados y cortes reales: «todo cambia; libérate de tus deseos». La contradicción de hablar sobre la pobreza en mercados poblados de comerciantes que vendían seda, especias, incienso y metales preciosos, llamaba la atención de los ciudadanos y marchantes. Una joven mujer y su esposo mercader llamado Visakha, se detuvieron a escuchar. «No enseño nada más que el sufrimiento (dukkha)», les dijo suavemente, «y el fin del sufrimiento». Buda les eneseñó mucho más, ya que pensaba que si querían la verdadera iluminación, no debían confiar solo en la tradición o la autoridad religiosa (incluyendo al mismo Buda) sino pensar por sí mismos.

Visakha abandonó su trabajo como mercader, ya que estaba decidido a estudiar la sabiduría de Buda. Dejó su negocio para viajar dondequiera que fuera el maestro, tal vez sin considerar lo que su esposa podría necesitar o elegir para sí misma. Cuando regresó, le dijo que tenía la intención de regalar todo su dinero y bienes mundanos.

Su esposa solo se rio y dijo algo sorprendente: «¿Quién quiere la saliva que has escupido?». Explicó que no quería dinero; ya que ella buscaba la iluminación. Había aprendido sobre comunidades de mujeres independientes, llamadas «bhikkunis», que ya estaban abandonando sus roles tradicionales en las ciudades para unirse a la comunidad de Buda, creando lo que posteriormente serían los conventos budistas. Su marido permitió que persiguiera su sueño, y la joven mujer tomó el nombre Dhammadinna, que significa «el regalo de la enseñanza». Dhammadinna tuvo un verdadero viaje de autodescubrimiento o «conocerse a sí misma» (usando la máxima del templo de Delfos, originaría en la misma época), viviendo en soledad, practicando la meditación en la naturaleza salvaje y llevando una vida simple. Los comentarios en el antiguo idioma pali reconocen que alcanzó la iluminación como Buda, y cantó, inspirada en un éxtasis: «Una mujer en quien nace el deseo de alcanzar el descanso final, impregnando toda su mente, cuyo corazón ya no está cautivo por el señuelo del deseo, entonces será llamada: ‘‘La que fue contra corriente’’ (literalmente «corriente arriba)».

Nadar contra corriente

Dhammadinna «nadó contra corriente» de dos maneras. En la expresión filosófica del budismo primitivo, la frase significa que su mente se alejó «río abajo» y para siempre del flujo de las corrientes y los deseos mundanos. Pero también fue en contra de todas las normas establecidas en la sociedad, convirtiéndose en una maestra espiritual independiente. Dhammadinna regresó a Rajagaha para presentar sus respetos a Buda, el maestro que la había liberado, y ver a su familia. Cuando Visakha escuchó que su antigua esposa, ahora sabia, venía a visitar la ciudad en compañía del Buda, corrió a encontrarla. Respetuosamente le hizo una serie de preguntas, que ella respondió «tan fácilmente como uno podría cortar un tallo de loto con un cuchillo». Le explicó cómo el «yo» ordinario está construido por el cuerpo y la mente, uno de los puntos más sutiles de la filosofía budista primitiva. Visakha no sabía si Dhammadinnahabía descubierto la verdadera enseñanza de Buda, así que fue a preguntarle. Buda dijo: «ella ha dado las mismas respuestas que yo te habría dado». Esta anécdota refleja claramente que Visakha aún necesitaba mucho camino por recorrer, mientas que Dhammadinna se había convertido en experta de aquello que su exmarido deseaba desde un principio. Así Dhammadinna se convirtió en la maestra de su esposo, y de muchos fieles debido a su brillantez y elocuencia: explicó las etapas del camino hacia el despertar, explicando cómo el comportamiento no violento, la concentración en la meditación y la comprensión de la realidad (pañña) llevaban conjuntamente a la iluminación. Este sistema se enraizaría profundamente en la pedagogía budista posterior.

Los textos budistas muestran a Dhammadinna enseñando filosofía con gentileza, humor e ingenio, siendo «la más destacada de las mujeres con don para la predicación», y teniendo autoridad, enfatizando su perspicacia y confianza para competir de igual a igual con hombres mayores en debates filosóficos.Incluso hoy, las historias antiguas de Dhammadinna alientan a las «bhikkhunis» (monjas) en las comunidades budistas, e inspiran a «nadar contra corriente».