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Vicenta Cortés Alonso, guardiana de Hispanoamérica

Humilde y generosa, su vocación fue la archivística y difundió la importancia
Vicenta Cortés Alonso escribió una ingente cantidad de libros a lo largo de su vida
Vicenta Cortés Alonso escribió una ingente cantidad de libros a lo largo de su vidaCIDA
La Razón
  • Isabel Cendoya

    Isabel Cendoya

Madrid Creada:

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Archivera española, investigadora y docente universitaria, es un referente fundamental en la cooperación entre España e Hispanoamérica. Su enorme labor le valió la admisión como miembro de la American Academy of Franciscan History (Washington), la Society for Spanish and Portuguese Historical Studies y la Academia Nacional de la Historia de Perú (Lima), así como su nombramiento como Socia de Honor de la Asociación Peruana de Archiveros o de la Uruguaya de Archivólogos (Montevideo). Asimismo, recibió numerosos reconocimientos, como la Condecoración de la Orden al Mérito por los servicios distinguidos en el grado de Caballero, de Perú, la Medalla de Honor de Nabad, en Toledo, la Condecoración del Archivo General de la Nación de Perú y la encomienda del Mérito Civil del Ministerio de Asuntos Exteriores de España, entre otros.
Vicenta Cortés Alonso nació en Valencia el 1 de marzo de 1925 y cursó sus estudios en la Universidad de dicha ciudad, obteniendo el Premio Extraordinario de Licenciatura en Filosofía y Letras con la especialidad de Historia. Posteriormente, realizó su doctorado en la Universidad Central de Madrid ( hoy día la Complutense), nuevamente con un Premio Extraordinario por su tesis titulada «Historia de los indios del sureste de los Estados Unidos durante la segunda mitad del siglo XVIII». En 1954 ingresó en el Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos por oposición, y su primer destino fue el impresionante Archivo de Indias en Sevilla, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y creado por Carlos III con el fin de aunar en un solo edificio toda la documentación referente a la administración de los territorios hispanoamericanos. En 1959 obtuvo una beca de la OEA (Organización de Estados Americanos) para estudiar en Estados Unidos el sistema archivístico americano, y allí realizó una investigación sobre manuscritos hispánicos para la Fundación Hispánica de la Biblioteca del Congreso.
A lo largo de su carrera profesional en España fue ocupando diferentes cargos, entre ellos, el de inspectora general de Archivos, desde donde promovió la difusión y el conocimiento del importante trabajo de los Archivos Históricos Provinciales, hasta culminarla en el Histórico Nacional, con sede en Madrid, como jefa de la sección de Consejos Suprimidos.
En su vertiente como docente fue profesora de Historia de América en las universidades de Madrid y Sevilla, de Paleografía en la Nacional de Bogotá, de Historia en la de los Andes, también en Bogotá, y de Etnohistoria en la Complutense de Madrid. De igual forma, publicó una ingente cantidad de libros a lo largo de su vida, la mayoría relacionados con la Historia de Latinoamérica y también con la Historia de la Escritura, tema al que dedicó una especial atención y entre los que podemos mencionar «Archivos de España y América, materiales para un manual», «La información y los archivos, los ciudadanos, la ciencia y la cultura», «Archivo como ilusión. Memoria del Archivo Histórico Nacional», «National Archives Sistem and Records Management: Ramp Pilot Proyect», o «La escritura y lo escrito: paleografía y diplomática de España y América en los siglos XVI y XVII». Y es que su principal vocación fue, sin duda, la archivística, y siguiendo esa pasión creó el Curso de Organización y Administración de Archivos Históricos, fruto de la colaboración entre el Ministerio de Asuntos Exteriores de España y la OEA. En él se han formado varias generaciones de dirigentes de archivos americanos y españoles, lo que le ha valido los calificativos de «maestra de archiveros» o «archivera de Hispanoamérica».
A pesar de la gran carga de trabajo que sus múltiples tareas le suponían, Vicenta Cortés Alonso era una persona humilde y generosa, siempre dispuesta a sacar tiempo para ayudar y a aconsejar a sus compañeros con una sonrisa en cualquier duda que tuvieran. Su carácter trabajador así como su inquietud intelectual provocaron que fueran numerosísimos también los cursos, seminarios y conferencias que organizó o en los que participó tanto en España como en Latinoamérica o en Estados Unidos explicando y difundiendo la importancia vital de los documentos y de la archivística como guardianes de la veracidad y certeza de la Historia de la Humanidad. Tanto es así, que incluso después de su jubilación continuó con su labor al frente de la Asociación Nacional de Archiveros, Bibliotecarios y Museólogos Documentalistas, relanzando su boletín así como diversas publicaciones.
En 2017 donó su archivo personal, fruto de muchos años de investigación, al Estado español, y está depositado actualmente en el Archivo Nacional. Falleció el 4 de enero de 2021 en Valencia y fue enterrada en el cementerio de Buñuel. Desde su muerte han sido innumerables los testimonios provenientes de ambos lados del Atlántico loando tanto su valía profesional e intelectual como su calidad humana.

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