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Irán da cuerpo a Mahoma

Una superproducción iraní ha filmado la vida de Mahoma. A pesar de contar con el apoyo del régimen, nunca se muestra claramente el rostro del profeta para no despertar la reticencia de los suníes. La polémica está servida
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Una superproducción iraní ha filmado la vida de Mahoma. A pesar de contar con el apoyo del régimen, nunca se muestra claramente el rostro del profeta para no despertar la reticencia de los suníes. La polémica está servida
Cuando una parte del mundo musulmán está siendo devorada por la vorágine yihadista, Irán abre un nuevo frente con la película «Mahoma, el mensajero de Dios», que sin duda removerá las ascuas del infierno. La provocación viene de la mano del prestigioso cineasta Mayid Mayidí, con una superproducción cinematográfica sobre la vida del profeta Mahoma que se exhibirá a partir del próximo día 26 en los cines de la republica islámica.
El director iraní, nominado al Oscar en 1998 por «Los niños del paraíso», ha trabajado durante los últimos siete años para la realización de la primera película de una trilogía sobre la figura del profeta Mahoma. Para este filme, que marcará un hito en la historia del cine iraní y del mundo musulmán, no se ha escatimado en medios ni gastos de producción. El presupuesto para su realización ha ascendido a 37 millones de dólares, convirtiéndose en la producción más cara hasta la fecha en Irán. El largometraje dura un total de 171 minutos para narrar desde el nacimiento de Mahoma hasta su entrada en la adolescencia en la turbulenta ciudad de La Meca de finales del siglo VI. En la segunda película se centrará en la vida de Mahoma desde su adolescencia a sus 40 años. Y en la última de la trilogía se representará su vida después de los 40 años hasta que finalmente se convierte en el gran profeta del Islam.
- Equipo internacional
En la película participan cineastas internacionales, como el director de fotografía italiano Vittorio Storano, el editor Roberto Perpignani o el especialista en efectos especiales estadounidense Scott E. Anderson. El estreno de «Mahoma, el mensajero de Dios» llega con unos meses de retraso debido a las dudas sobre la legitimidad religiosa de representar imágenes de Mahoma, una prohibición estricta para la corriente ortodoxa musulmana suní pero que es vista de manera más laxa por la rama chií del islam, mayoritaria en Irán. De hecho, Mayidí consultó el guión, así como la presencia de Mahoma, con numerosas autoridades religiosas tanto chiíes como suníes, que según los productores dieron el visto bueno para su exhibición.
El cineasta, consciente de que sin duda la película iba a levantar susceptibilidades, quiso cubrirse las espaldas desde el principio y presenta a un profeta de niño y adolescente con el rostro borroso. Aquí es donde entra el fantástico trabajo de Storano, que tiene el don de hacer magia con la luz.
No obstante, instituciones religiosas como la Universidad de Al Azhar en El Cairo, máxima autoridad suní en el mundo musulmán, pidieran la cancelación de su producción al considerar que puede perturbar el mensaje dado por el profeta. El director de la película no hizo caso a la prohibición de la institución islámica y en una entrevista dijo al respecto: «Respeto el punto de vista de Al Azhar, pero, ¿Cómo tendríamos que introducir el profeta al mundo? Porque hoy en día los medios tienen una fuerte influencia. Traté de representar una imagen correcta y adecuada del profeta en esta película. Para nosotros el profeta es una misericordia para el mundo».
Pese a la insistencia de Mayidí en señalar que lo importante de la película es «la visión que da del profeta de mensajero de paz y misericordia», la multimillonaria producción le ha dado a este drama religioso un escenario espectacular que incluye batallas con elefantes, tormentas de piedras y una minuciosa reproducción de la vida en la Arabia de la época pagana.
- Escenarios fastuosos
La película comienza con una batalla épica al estilo Hollywoodense. Por orden de Abraha, Rey de Habasha, uno de sus comandantes del ejército lanza un ataque a La Meca con el fin de destruir la Kaaba. El general lleva una fuerza bien equipada de miles de soldados, caballos y elefantes. A medida que el ejército se acerca a La Meca, los elefantes responden al orden divino, se detienen y se niegan a continuar. Millones de aves pequeñas lanzan una lluvia de piedras a las fuerzas de Abraha y el ejército es aniquilado. Un mes más tarde, nace Mahoma.
La multimillonaria producción cuenta con una obra faraónica en medio del desierto, en la ciudad histórica de Qom, a 70 kilómetros al sur de Teherán. Allí se ha construido una réplica de las ciudades santas de Medina y la Meca, un decorado que tardó dos años en concluirse y que incluye una réplica de la Kaaba, centenares de casas, establos, murallas, baños y pozos, todo con gran detalle histórico.
El decorado fue construido «para durar 25 años», según señala a Efe Mohamad Reza Saberí, uno de los productores, y con la idea de rodar en el complejo las otras dos películas de la trilogía sobre Mahoma, ser usado por cualquier otra producción histórica que lo desee, y convertirse en el futuro en un centro turístico para todos los que deseen visitarlo. La película ha sido en su mayoría grabada allí a excepción de algunas escenas grabadas en Sudáfrica, como la batalla del ejército del rey Abraha con los elefantes. La mayor parte del rodaje se hizo en secreto, sin ningún tipo de cobertura de noticias, y sin permitir a ningún periodista visitar o informar de los lugares de la filmación.
La superproducción cinematográfica ha contado con el pleno apoyo del régimen iraní, incluso del propio ayatolá Ali Hamenai, quien visitó en secreto los decorados para no levantar suspicacias con el Gobierno, ya que el cineasta Mayidí estaba considerado un opositor por el ex presidente Mahmud Ahmadineyad, por haber apoyado al Movimiento Verde y la campaña de Mir Husein Mousavi.
«Las versiones cinematográficas de la vida del Profeta han cruzado claramente todas las divisiones nacionales, regionales y sectarias. Muhammad es una figura histórica central en el corazón de una religión sobre la que los musulmanes creen brilla un Dios trascendental más allá del tiempo y el espacio, la proporción y la materialidad. Ése es el mensaje», explica a LA RAZON Mona Dabus, profesora de la Facultad de Artes y Medios Audiovisuales de la Universidad Americana de Beirut.
Dabus recuerda el éxito de la película «Mahoma, el mensajero de Dios», 1976, dirigida por el cineasta sirio Mustafa Akkad. Esta producción cinematográfica de Reino Unido y Kuwait contó con la participación de Anthony Quinn. «El profeta Mahoma no es una abstracción doctrinal. Para los musulmanes de todo el mundo, Mahoma era un humano mortal con atributos inmortales, y como tal, la metáfora absoluta de un pueblo que sabe, reconoce, y se enorgullecen de ser musulmán», manifiesta Dabus.
- Qatar quiere «su» mahoma
La vida de Mahoma llevada al cine se ha convertido en un duelo soterrado entre potencias rivales dentro de una región que nunca deja de ser conflictiva en temas doctrinales. Tras la experiencia iraní, Qatar quiere competir con «Mahoma, el mensajero de Dios» con otra película sobre la vida del profeta, una superproducción multimillonaria que contará con Barrie M. Osborne, productor de la oscarizada el «Señor de los Anillos». El pasado diciembre, la productora Alnoor Holdings, con sede en Qatar, anunció que invertirá hasta mil millones de dólares para una serie de epopeyas para una audiencia en todo el mundo sobre el profeta del siglo séptimo del Islam. Para la película Barrie Osborne está asesorado por un equipo dirigido por el estudioso del Islam suní Yusuf al-Qaradawi, y estrella de la televisión Al Jazeera, para asegurarse de que la historia es verdadera según los canones del Corán y no pueda, por tanto, enojar a los musulmanes. En cualquier caso, Oriente parece estar rompiendo un tabú y reformulando la imagen de Mahoma en sus propias cinematografías.

El otro iraní que optó al oscar

Nacido en 1959 en Teherán, Mayid Mayidí es uno de los cineastas más relevantes y conocidos de Irán. En 1998 optó al Oscar a la Mejor Película en Lengua Extranjera con «Niños del paraíso», su sexto largometraje, lo que lo convierte en el único cineasta de su país que fue nominado a la estatuilla antes de que la ganara en 2011 «Nader y Simín, una separación», de Asgar Farhadi. Después rodó «El color del paraíso» (1999), «Baran (lluvia)» (2001) y «Las cenizas de la luz» (2005). Con «El canto de los gorriones» (2008) compitió en Berlín.

Anthony Quinn, un profeta «canónico»

La película «Mahoma, el mensajero de Dios», de 1976, supuso un hito en la iconografía del profeta en la gran pantalla. Anthony Quinn daba vida a Mahoma en un filme que contaba con Irene Papas en el reparto. Dirigida por el sirio Mustafa Akkad, la profesora Mona Dabus, de la Universidad Americana de Beirut, valora su trascendencial: «Aquella película tuvo una gran aceptación tanto en Occidente como en el mundo musulmán. Los fanáticos tienen una interpretación errónea del profeta. Toman la vida de Mahoma y la llevan directamente no sólo a la geopolítica de la región, sino también, al dominio cada vez mayor de Estados Unidos y la islamofobia en Occidente».

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