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Isabel Coixet: «Cuando escucho a un político decir ''todos y todas'' me rechina»

Recién nombrada miembro de la Membresía del vino de Valduero, habla de la actualidad y de sus proyectos de cine
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Recién nombrada miembro de la Membresía del vino de Valduero, habla de la actualidad y de sus proyectos de cine.
A Isabel Coixet le gustaría que no la insultaran por decir lo que piensa, de ahí que nos pidiera no hacer monotema con Cataluña. «Ahora todos son péndulos, el mundo es complejo. Dicen que soy unionista porque no estoy de acuerdo con la independencia. Me siento catalana y solo quiero cosas sencillas, políticos honestos y que las cosas funcionen». Es director de cine, Caballero de las Artes y Letras de Francia, todo en masculino, y no le gusta la palabra empoderar. No ha pisado una Escuela de Cine pero suma 14 películas e incontables vídeos publicitarios. Es una devoradora de libros a la que le parece más difícil la comedia que el drama. Nunca ha querido pertenecer a un club y, sin embargo, aceptó encantada ser miembro de la Membresía del vino de Valduero, lo que supone disponer anualmente de 300 botellas de un exquisito Reserva con su nombre.
–¿Dónde piensa guardar 300 botellas de vino?
–Al principio me preocupé. Pensé: ¿Qué voy hacer con ellas? Pero tengo dos bodegas donde guardarlas y amigos con los que compartirlas.
–¿Qué implica ser miembro de una Membresía de Ribera del Duero?
–Siempre pienso en la frase de Groucho Marx: «No quiero ser miembro de un club que me admita como miembro», pero ser de la Membresía de Valduero, me permite beber unos vinos alucinantes, comer queso y cordero. Creo que si la gente la conociese más, habría cola.
–¿Cuál es su manía más reconocida?
–No soporto los grises. Es decir, a la hora de analizar la realidad, sé que hay que tenerlos en cuenta; sin embargo, me cuesta tanto que hasta en el vino solo me gustan el blanco y el tinto, el rosado, que sería el gris, no lo soporto. Tampoco aguanto el bacalao y el ajo, que yo creo que me viene de una intoxicación que tuve en la niñez.
–¿Aversión al ajo como Victoria Beckham?
–Yo a Victoria Beckham, en general, no la puedo entender, me parece un espanto, la veo y me dan ganas de gritar, pero desconocía su animadversión por el ajo.
–¿Cuál es la manía con la que más a gusto se encuentra?
–Tengo una inmobiliaria y es que todo el tiempo veo casas interesantes y lo comento con un amigo que sufre de la misma manía, Nos decimos: «¿Has visto esta casa que venden en Salzburgo?». Me gusta tanto que la quiero comprar e incluso llamo y pregunto cómo es la casa y las condiciones.
–¿Cuántas casas tiene?
–Bastantes, pero en realidad lo que tengo son muchas hipotecas absurdas que no entiendo por qué están. Algún día me quitaré de esto.
–¿Por qué la costumbre de grabar películas en inglés?
–Es que he salido cosmopolita. Mi abuelo era de Aranda del Duero (Burgos) pero yo he salido así. Es la pregunta que siempre me persigue pero también podría preguntar ¿y por qué no en inglés?
–¿Qué descubrió en aquel estudio sociológico masivo que fue «Spain in a day»?
–Que al final no somos tan diferentes. Da igual el Norte, Sur, Este u Oeste, son las mismas pulsiones, las mismas preocupaciones, el mismo sentido de la familia, de la celebración, del disfrute de la comida, del compartir y hasta de la precariedad.
–¿No es tan difícil, entonces, unirse bajo el denominador común de españoles?
–En el momento en el nos creemos mejores que el que está enfrente comienzan los conflictos.
–¿Renuncia a algo del pasado?
–Cuando me pongo a pensar en las cosas que he hecho me digo: «Dios mío en qué estaba yo pensando», aunque también me doy cuenta de que esas cosas me han permitido descubrir el mundo. De mi pasado publicista hay cosas que ahora no haría, pero me ha permitido rodar en todo el mundo, en Australia, Suráfrica, Chile, Argentina, Estados Unidos e incluso, hasta en sitios en los que hubiera preferido no rodar.
–¿En 20 segundos tenía que construir una historia?
–Y eso te enseña una economía de narración, a centrarte en lo importante, creo que la publicidad es una buena escuela y más para mí que soy licenciada en historia del arte de los siglos XVIII y XIX y que no he ido a una escuela de cine. Para mí la publicidad ha sido mi escuela, he aprendido de los operadores de todo el mundo.
–Usted es Caballero de la Orden de las Artes y las Letras de Francia, ¿no prefiere ser Dama?
–Prefiero ser Caballero porque Dama es ser un poquito coñazo, me siento más caballero. Yo cuando escucho a un político decir «todos y todas», «miembros y miembras» hay algo que, entiendo el concepto, me rechina. Con lo cual Caballero me parece fenomenal, aunque ya me pueden decir «Damo» o «Caballera» que yo soy yo y la medalla me la dio Anne Hidalgo, una señora de Cádiz estupenda, como alcaldesa de París.
–¿Proyectos inmediatos?
–La película «Elisa y Marcela», que es una historia de dos maestras gallegas que se casan en 1901, estoy con los últimos retoques, y es una película para estrenar en Netflix en primavera. También tengo en proyecto para hacer una película con una historia de amor en Benidorm.