Jaime de Salazar y Acha: «Mi padre ya me decía que un día entraría aquí»
El historiador ingresa en la Real Academia de Historia con un discurso centrado en las señas de identidad del Rey de España a través de los siglos
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El historiador ingresa en la Real Academia de Historia con un discurso centrado en las señas de identidad del Rey de España a través de los siglos.
Comenzaba Jaime de Salazar y Acha (San Sebastián, 1947) su intervención de ingreso en la Real Academia de la Historia (RAH) refiriéndose a ese momento como «el acto más importante de mi trayectoria vital y la culminación de mis estudios y aspiraciones». Posteriormente, hacía referencia a una anécdota de su infancia, cuando, siendo todavía un niño, «mi padre me torturaba cuando me presentaba a sus amigos diciendo que algún día entraría en la Academia». Y como si de una profecía se tratase, ayer, aquel joven que enrojecía con esas palabras, que con el tiempo se han vuelto proféticas, ingresó en dicha corporación por «su labor de estudio de la Edad Media especializado en el régimen estamental con principal hincapié en la genealogía, la heráldica, el derecho nobiliario o dinástico, la emblemática y la onomástica», como ya se comunicó el pasado 25 de noviembre después de que su nombre fuera propuesto por José Antonio Escudero, Faustino Menéndez-Pidal y Luis Alberto de Cuenca. Las siguientes palabras que pronunció durante su intervención en el salón de actos estuvieron dedicadas para el predecesor de la medalla número 13 –que a partir de ayer, pertenece a Salazar y Acha–, que el arqueólogo e historiador José María Blázquez, «amigo y maestro», como él mismo señaló, que falleció el 27 de marzo de 2016. De él quiso recordar, con emoción y cariño, esa rutina de encuentros y almuerzos que periódicamente los reunía.
w entre reyes y nobles
A continuación, y después de los agradecimientos oportunos, comenzó Salazar y Acha comenzó a leer el grueso de su discurso, titulado «Las señas de identidad del Rey de España a través de los siglos», en medio de una sala repleta de personas y que estaba presidida por la presidenta de la Academia, Carmen Iglesias, que no se despegó del abanico debido al calor. «Desde sus más primitivos orígenes, todo caudillo o soberano ha tenido necesidad de manifestar sobre los demás, en su imagen y aspecto externo, el rango y la dignidad de los que estaba investido y, asimismo, ha procurado adornar o solemnizar de alguna forma el ejercicio de determinadas funciones que le constituían como una persona superior o distinta a las demás de su comunidad», expuso con claridad, con la voz bien despejada. El historiador y doctor en Derecho por la Universidad de Castilla-La Mancha justificó su elección por «ser un tema que me ha sido siempre muy querido y al que he dedicado muchas páginas», especialmente en la redacción de su tesis doctoral sobre la casa del rey medieval.
El nuevo miembro, uno de los investigadores españoles más destacados en prosopografía y genealogía de la realeza y de los grandes linajes medievales, analizó la imagen de aquellos sobre los que ha recaído la Corona y la evolución histórica de su proyección hacia la sociedad, e hizo referencia a «El rey», los tres volúmenes –dirigidos por el profesor Escudero– que estudia los aspectos de la monarquía y en los que Salazar participó con dos capítulos. «Se trata de los aspectos más íntimamente relacionados con la imagen personal del monarca –continuó–, es decir, sus señas de identidad con las que ha sido denominado institucionalmente y gracias a las que se le ha distinguido de los demás monarcas o con otras materias que podríamos incluir en lo que vamos a denominar “ámbito puramente dinástico de la monarquía”».
Además de experto en genealogía y heráldica, Salazar y Acha ha profundizado, a través de sus investigaciones, en la sociedad de estamentos, tanto en lo relacionado con el estado de la nobleza como en las órdenes militares, la limpieza de sangre y el derecho nobiliario, la emblemática y la onomástica.
La réplica, que vino a continuación, correspondió al secretario de la RAH, Feliciano Barrios Pintado, que presentó al experto en la Edad Media como «un generoso consultor al que siempre se le puede pedir un favor genealógico sobre una familia titulada, o que identifique unas armas de dudosa atribución. Les diré que, al menos en lo que yo alcanzo, nunca falla cuando pronuncia una respuesta, eso sí, siempre que se refiera la consulta a linajes medievales o a la nobleza titulada de viejo cuño, disminuyendo su interés cuando se trata de títulos que él califica “de antes de ayer”, o sea, de Carlos II para acá», comentó Feliciano Barrios de un hombre que conoce desde «hace más de 30 años», y festejó su incorporación a la institución por «su gran conocimientos y actividad en el campo de la heráldica (...). Su entrada enriquece nuestra corporación, no solo por ser un gran conocedor de la genealogía, las instituciones náuticas y el derecho dinástico, sino también porque es una excelente persona», concluyó Barrios.