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Museo del Prado

Jeremy Irons, a solas en el Prado

Jeremy Irons, durante el rodaje del documental, frente a «El lavatorio», de Tintoretto, una de las obras que se muestran en la cinta que celebra el bicentenario de la pinacoteca
Jeremy Irons, durante el rodaje del documental, frente a «El lavatorio», de Tintoretto, una de las obras que se muestran en la cinta que celebra el bicentenario de la pinacotecalarazon

Que cada cual elija su fantasía: pasear a solas por el Prado o hacer el mismo recorrido frente a la pantalla acompañado por la cálida voz de Jeremy Irons. Es posible que sea difícil sostener la disyuntiva; pocos dejarían pasar la oportunidad de tomar unas salas que cada día reciben a más de 8.000 huéspedes. Pero, como esta posibilidad parece mucho más remota, habrá que conformarse con la presencia del actor, a quien sí le ofrecieron este privilegio. En el documental «Pintores y reyes del Prado», estrenado ayer en Roma y que se verá en España el próximo otoño, nos servirá de cicerone por la ingente obra de la pinacoteca. Pensándolo bien, no está tan mal. Le falta decir a Irons aquello de que para apreciar el museo en una sola visita es conveniente centrarse en lo más relevante. Es tanto y tan bueno... Y parece casi imposible hacerlo en 90 minutos de metraje. Comenzamos por Carlos I, quien tenía a Tiziano como su pintor de referencia; y terminamos por Goya, que asistió en su esplendor al nacimiento del museo bajo el reinado de Fernando VII. Hace exactamente 200 años de aquello y la presentación del filme es uno más de los muchos homenajes que está recibiendo. La cinta se ha llamado en Italia «La corte de las maravillas». Y es en Roma donde se presentó, porque esta vez el tributo viene de parte de la directora italiana Valeria Parisi. Destaca la presencia de la pintura veneciana y la escuela napolitana. De Tintoretto y Caravaggio, barriendo para casa. Pero tampoco faltan Velázquez, Rubens, El Bosco o El Greco. La directora le pregunta a sus entrevistados lo que se cuestionaría cualquiera: cuál es la obra que más destacaría de El Prado. Irons dijo después en un encuentro con periodistas que para él serían «Las meninas», mientras que el arquitecto Norman Foster elije a Goya. Probablemente no haya nada más brillantemente español para el ojo foráneo, como dejó demostrado también Dalí al reconocer que se llevaría del museo el aire que dejaba Velázquez en sus cuadros. Entre las 17.000 obras expuestas se echa en falta mayor presencia femenina, destaca la directora, que ha estado asesorada también por mujeres. Son tiempos del MeToo también en el arte. Sin embargo, el documental muestra un museo vibrante, en constante transformación, que solo se convirtió en un viejo almacén con el traslado de las obras durante la Guerra Civil. Como dice Irons, citando a Picasso, es «el arte lo que purifica el alma del polvo de la vida cotidiana».