Juncker: «Nuestro éxito se basa en el Estado de Derecho»
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El presidente de la Comisión Europea (CE), Jean Claude Juncker, ha asegurado hoy que la fuerza de la UE y su "poder suave"se fundamenta "en la regla del Derecho", que permite construir un espacio en el que sentirse protegido y que sus ciudadanos vivan juntos "en una convivencia armoniosa y respetando todas las diferencias".
Comenzaba el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, su intervención con un castellano poco fluido para mostrar su agradecimiento, en nombre de la Unión, que bien le vino para usarlo de metáfora: «Igual que puedo progresar con mi español, Europa también», bromeaba en el tramo inicial de sus palabras. Pronto cambió el político a un francés natal en el que, ya más cómodo, entró a valorar el Princesa de la Concordia: «Es una palabra evocadora. Me dice muchas cosas que hacen referencia a la intersección y comunicación entre el corazón y la mente». Un término que definió como perfecto para «reflejar la naturaleza» de la Unión Europea, ya que ésta es «una cuestión de espíritu y mente, pero también de corazón». Era el arranque de un discurso en el que se detuvo para valorar su segunda visita a Oviedo: «Es diferente porque he visto banderas españolas por todas las calles y es una visión hermosa».
Continuaba así hablando de una vieja Europa, pero de alma joven y activo. «A veces deprimida, pero alegre gracias a la paz de la que disfrutamos tras largas noches de oscuridad. Una conquista de todos los días y que, demasiado a menudo, olvidamos que es fruto de aquellas biografías rotas de las generaciones de nuestros padres y abuelos».
Fundamentó el presidente de la Comisión el éxito de la nación de naciones en «reposar en la norma del Derecho». La misma que «construye un espacio que nos protege y nos permite vivir y respirar juntos en una convivencia armoniosa y respetuosa (...) Europa es la mejor fortificación contra los dramas del pasado. Nos da un hombro en el que descansar. Abre sus brazos y aporta serenidad». Reconociendo que «no todo es perfecto», pero que de la mano, con paciencia y determinación –como «las grandes rutas y ambiciones», puntualizaba– se puede conseguir el objetivo.
Trasladó el luxemburgués sus palabras, de nuevo, hacia España, «que ha conocido todos los tormentos y dificultades que han marcado el ritmo de la Unión». Para referirse a nuestro país como «fuerza motriz y corazón del proyecto común»: «Sin España, Europa sería más pobre», sentenció. Y más allá de naciones, quiso destacar un nombre por encima de todos, el de Juan Carlos I, quien «ha vinculado su destino al de la democracia» y cuya herencia ha sido recogida de forma acertada por Don Felipe en la actualidad, decía Juncker: «De chico en prácticas a un gran Rey».