La Biblioteca de Babel no es infinita
El saber puede ser infinito, pero las bibliotecas cuentan con unas limitaciones que tienen que ver con el bienestar de los países, la pobrezas y las posibilidades para acceder a los libros
El saber puede ser infinito, pero las bibliotecas cuentan con unas limitaciones que tienen que ver con el bienestar de los países, la pobrezas y las posibilidades para acceder a los libros.
Escribió Borges que «siempre había imaginado el paraíso como una especie de biblioteca». Es lógico porque el gran escritor argentino, autor de «La biblioteca de Babel», habló de estantes repletos de libros hasta el infinito, aunque un libro sea siempre limitado en su número de páginas, por lo que en su sueño perdería la condición de infinito. Una biblioteca es de los pocos lugares donde es necesario mantenerse en silencio, que no es poco. Un lugar especial, casi sagrado. Hay algunos obsesionados por la nuevas tecnologías que consideran que son lugares caducos, como un papelería o una mercería.
Teniendo a mano toda la información –supuestamente infinita– en un móvil, ¿por qué buscar en libros almacenados en una sala silenciosa? Para muchos es un refugio, incluso del frío. Sin embargo, las bibliotecas y los libros siguen siendo unos de los mayores motivos de orgullo de los países, más allá incluso de su naturaleza política, PIB o nivel de analfabetismo. Aunque parezca increíble, casi la mitad (48%) de la población española hizo uso de las bibliotecas en 2016 (últimos datos del INE). Ya decíamos que es una actividad silenciosa. Miles de estudiantes buscan desesperadamente una biblioteca idónea –cercana, que permita la concentración y de fácil acceso– donde pasar las horas estudiando, pero luego está el discreto usuario que tomaron en préstamo 70,65 millones de documentos en 2016. Ellos son los lectores.
El libro continúa siendo el más solicitado (67% del total de préstamos), seguido por documentos audiovisuales (14,8%) y los electrónicos (7,3%). La Biblioteca Nacional de España, con sede en Madrid, tiene 99.334 metros cuadrados, 500 kilómetros lineales de estanterías y custodia 33 millones de ejemplares (16 millones de libros, 83.000 manuscritos y 3.165 incunables). Estamos hablando de una excepción, porque el 32,9% de las bibliotecas tienen una superficie útil que oscila entre 100 y 249 metros cuadrados y casi la mitad de ellas (47%) no llega a los 100. El 23% de las bibliotecas tiene fondos de entre 10.000 y 20.000 documentos y el 22,8% entre 5.000 y 10.000.
Aunque parezca que forma parte de otro tiempo, el Estado dispone de 77 bibliobuses que recorren diferentes puntos de la geografía española. La Universidad de Siracusa (EE UU) ha publicado un estudio sobre los mejores y peores países en función del número de bibliotecas por habitante. El primero es Eslovaquia (con 140 bibliotecas por 100.000 habitantes; España tiene 10 y EE UU, 30). Algo hay claro, además de la densidad de población, el bienestar de la población tiene que ver con el acceso a los libros.