Buscar Iniciar sesión

La mochila del fracaso

La Razón

Creada:

Última actualización:

Todas la mañanas, llueva, nieve o haga sol, mi vecino de 8 años carga con la mochila llena de libros a cuestas camino del colegio. Aún no sabe que este peso será una llave inútil para abrir las puertas de la sociedad que le tocará vivir. También ignora que la escuela actual es una reliquia casi medieval a punto de desaparecer. Pero, mientras, asistió incrédulo a la algarabía de su primera huelga de educación. No entiende nada. Pensaba que su colegio era el mejor; que estaba aprendiendo mucho; que su profesor era un hombre bueno, incapaz de faltar un día al colegio. Un lío.
En España la educación es universal, pero fragmentada en los 17 sistemas educativos de las Autonomías. Y, en tanto derecho constitucional, habría de ser única para no causar desigualdad. Porque la Historia enseña que todos los gobiernos que la desregularon han sucumbido. Por ello, la Revolución Francesa y las dictaduras, conocedoras de su importancia para alcanzar sus fines, ejercieron un control férreo sobre ella. Y una sociedad democrática como la española está desaprovechando esta enseñanza histórica que pasa por mejorar la calidad docente, por la libertad de elección de centro y por la responsabilidad de la gestión y de los resultados.
Los problemas educativos interesan muy poco a la ciudadanía. En las encuestas, nunca aparecen entre sus diez grandes preocupaciones. Sin embargo, la raíz del problema y también su solución están en el planteamiento con que la misma sociedad los aborda. ¿Queremos que los niños aprendan sin esforzarse, sin molestarse y sin trabajar? Bien, pero estaremos pasando el problema del sistema educativo a la sociedad, la cual va cargando sobre sus espaldas las consecuencias del fracaso de las generaciones no insertas ni social ni laboralmente. Como dijo Ortega: «Si el estudiante, sea por lo que sea, no aprende, el profesor no podrá decir que enseña, sino a lo sumo que intenta, pero no logra enseñar».