«La última boqueá»: De espaldas a la vida
Autor y director: Selu Nieto. Intérpretes: María Díaz, Manuel Ollero y Selu Nieto. Sala Cuarta Pared. Madrid. Hasta mañana.
Pocas veces ocurre en teatro que los grandes premios sirvan a los productores –como ocurre en el cine, por ejemplo– para dar mayor aliento a sus obras y para hacer, por qué no, algo más de caja. En teatro, lo normal es que incluso las nominaciones lleguen tarde, de manera que los espectáculos que optan a cualquier galardón importante casi siempre han echado ya definitivamente el telón. Así que tienen que estar muy contentos en la compañía Teatro a la Plancha: en primer lugar, por haber sido nominados en la primera ronda de los Max con un espectáculo aún vivito y coleando, que puede verse estos días en Madrid; en segundo lugar, porque el espectáculo en cuestión, «La última boqueá» se llama, merece de veras la candidatura. La obra es una desasosegante y amarguísima comedia, o una tragedia desopilante si se prefiere, que funciona como una gran metáfora o alegoría del hombre enfrentado al mundo desconocido y al insondable futuro. Tres sujetos extravagantes ríen estúpidamente para evadirse de cualquier reflexión más o menos profunda sobre su verdadera condición. Beben sin parar para enfangar la razón, para no dejar que el pensamiento se revele dolorosamente claro y sincero; para no ver su imagen en el espejo. Están en una diminuta isla, aferrados a exiguas nociones y a recetas absurdas, afianzados exclusivamente en el pasado, o en el presente a lo sumo, al compás que marca la rutina. En esa isla viven seguros; eso quieren aparentar al menos en su autoengaño enfebrecido; pero mal pueden esconder un permanente atisbo de insatisfacción que asoma en la monotonía, en la tediosa reiteración de sus actos, en su alienante quietud. Por eso siguen bebiendo, para conjurar sus miedos; para domeñar sus impulsos. Muy cerca de ellos, rodeando la pequeña isla, está la inmensidad del mar, el universo ignoto con todos sus peligros; el fértil campo de los sueños, de las ilusiones. El futuro al que no quieren mirar. La función es una letanía etílica de chascarrillos y de chistes, de insensatos comentarios y de conversaciones surrealistas en la cual discurre la existencia de estos tipos, bajo una atmósfera absolutamente grotesca. Los actores María Díaz, Manuel Ollero y Selu Nieto –quien firma además el texto y asume la dirección– arrastran intencionadamente a los personajes hacia la desmesura, creando una suerte de folclórico esperpento que mueve a la risa en el transcurso y a la pesarosa reflexión cuando termina.
Lo mejor
La metáfora que propone Selu Nieto está bien planteada y tiene mucha sustancia
Lo peor
La acción, más allá de toda la carga simbólica que lleva, es escasa y algo lenta